Sparks turning into flames...
22.10.20
21.10.20
Quisiera recorrer tu piel con las llemas de mis dedos. Quitarte el frío con mis labios. Que el mundo, allá afuera, todo, se detuviera por al menos un segundo. Un segundo parece tan poco, mas se puede extender infinitamente al perderse en los ojos de alguien. No puedo dejar de mirarte ya que siento la caricia de la Luna desde ellos. No puedo dejar de acariciar tu pelo ya que siento el calor del Sol. Me pierdo dentro de ti ahora porque, como dijo Neruda hace algunos años, tú todo lo ocupas. Así, mi piel contra tu piel, mis labios en los tuyos. Así, mi corazón absorto con tu presencia, tu nombre en mis susurros, mi alma fundida con la tuya. Los segundos son cual días, los días cual lustros, y los lustros son el resto de mi vida. Dejo de ser yo, me comprimo hasta ser un átomo minúsculo, y exploto, al final, como si el universo iniciase una vez más.
19.10.20
Es la calma de un día cualquiera en el que nadie ha decido hacer algo. No hay vendedores de puerta en puerta o por altavoz, ropavejeros, paleteros de cornetas musicales o mensajeros de políticos buscando convencer a las masas. Los perros del rumbo tal vez estén tan dormidos como los míos, soñando que muerden algo que se han encontrado por ahí. Los vecinos no tienen la loca idea de cambiar todos los cuadros y repisas de sus casas al mismo tiempo, por lo que no taladran o martillan al unísono. Sus hijos podrían estar viendo todos lo mismo. ¿Por qué no? Puede que un canal de esos gratuitos decidió regalar juguetes para todos, por lo que deben estar pegados sin parar mientras alguien de su familia marca frenéticamente el número en pantalla. Baña la calma al parecer, este día. Pensé en poner música, pero, ¿Para qué romper con el humor del día? He terminado de trabajar, así que me levanto a calentar agua en el microondas para una pequeña taza de té. Busco un libro que siempre he querido leer, Nocturnas de Ishiguro, me digo, y acerco al futón el pequeño banco en el que subo los pies. Antes de tomar el libro, antes de dar el primer trago al té verde que me he preparado, cierro los ojos, respiro profundo, y cuando la oscuridad está a punto de cerrarse sobre mí, apareces tú, sonriendo al Sol como el sábado anterior.
18.10.20
Tomé tu mano en Octubre,
La gente andaba sin parar,
Porque no había nubes,
Vayamos a caminar, decían
Es un día soleado, se decían,
Y así se veía un arcoiris por las calles
Helados, bebidas, el sin parar de automóviles,
Los autobuses y aquella moto abandonada,
En desfile a nuestro alrededor,
Toda hoja de todo árbol en el vaivén de la tarde,
En sincronía con el aletear de aquella mariposa extraviada,
Y tú tan tú desde el principio,
Piel de brisa al mar,
Ojos cual brillo de Otoño,
Hará frío, mas no importa,
Tomé tu mano
Y el infinito existió.
7.10.20
Un sueño
Y te soñé, te soñé en un campo de magnolias
Leyendo y bebiendo una taza de café,
Y así llenabas todo de luz, cual si fueras un amanecer,
Tus rostro dando vida al valle en el que estabas,
Bañada en mar de blanca espuma de las flores.
Así, llegó la noche, bajaste el libro,
Tomaste la punta de tu pelo con tu mano izquierda,
Y bajo las estrellas, comenzaste a cantar.
Así el cielo, titilante,
Los planetas, orbitando en sincronía,
Orión rozando la piel de Casiopea,
El Almagesto arrullado por tu voz.
30.9.20
Acknowledgement
Blanca, Arturo, Paola, Alejandra, Jonathan, Dani and Regina for all the unconditional love.
Javier, Arturo and Mia for being so important.
Yatza and Ruben, Beto and JC, for listening and being the best friends I could have.
Cash, Salish, Jam and Rons for the fucking fun times.
Finnegan and Ella, you magnificent dogs, you.
Moni, Elena, the other Elena, Mikey, Milio, Andrew, Carla, Nefer, C and David for all the shiny moments regardless of how often.
To all those to whom for several reasons I don't talk, for bearing with me for such and such. We may be not anything but strangers now, but, if I think of you for some reason, rest assured you were that important.
To those who tore my heart to pieces. I dearly loved you. I was as imperfect as I am, but, you know, I am as alive as I can be despite the pain.
I have always listed a bunch of people who have brought me happiness in the shape of music, books, movies, et cetera. It was easier in the past. Now, the amount of beauty I have found is so vast that I simply can't.
To all those reading this.
And to you, who despite arriving just now, are on top, just for making me believe once more.
Thanks...
a#
I 'm looking for the face I had
Before the world was made.
-William Butler Yeats
12 años han sido. 12 años y días. He contado cuántos días, mas no lo pienso decir. No recuerdo el día aquel en el que me senté y tecleé por primera vez algo que me hiciera sentir contento con mis letras. Contento, aunque no satisfecho. Siempre, desde que comencé a ser consciente de mis actos, he pensado, "¿Debería? ¿Debería mover esto, arreglar aquello? ¿Tomarlo todo y botarlo en la basura?" Aquella publicación no fue excepción, ni lo será ésta. No recuerdo detalles de aquel día en el que este sinfín de ideas inconclusas comenzó. Sé la fecha, pero pudo haber sido un martes, o un jueves. Pudo haber sido de tarde o ya la noche pasada por una enésima taza de café o uno de tantos cigarrillos. ¿Llevaba las ropas del trabajo? Tal vez estaba de bermudas a pesar del frío. Cómo si importase. Lo que sé, lo que importa, es que, después de tanto tiempo, después de tantas personas, a pesar de tener el mismo rostro, la misma alma, no soy aquel yo. Ni peor, ni mejor. Aquel es alguien marchito por el tiempo, sumergido en hedonismos, en pretensiones logrables mas imposibles, llevado de la mano por un sueño maltrecho, y a la vez llevando de la mano a un sueño aún más maltrecho. Yo ése queriendo ser sol y estrellas. Y ahora. Ahora no soy más que imprevisible, con un sendero tan dentro que, a pesar de conocerlo, ignoro para dónde irá. Hoy simplemente toco a la puerta de aquella chica para poder preguntarle si quiere cantar conmigo debajo del sol y las estrellas.
¿Habrá alguien para este blog? ¿Volverá la audiencia que algún día aparentemente existió? No lo sé. Esto comenzó como un experimento. Onanismo en pos de vaciarme en algo para poder saciar mi hambre creativa, y para hacer catarsis por mi cuenta. ¿Cuál es el punto de escribir ahora? Ha sido una mañana pesada de trabajo, de gente abusiva y grosera. De un desayuno delicioso, y de un frío en soledad. Me siento tranquilo, mas inseguro. Esto tal vez ya no sea un experimento sólamente, sino un lado de mi vida que me da sosiego. A ratos desagüe para la náusea existencial. En otros pintura de la felicidad que me agota. Y hoy, específicamente hoy, espejo de la persona en la que quiero ella se fije.
No estoy peor que en Septiembre 8 del 2008. No llevo mejores ropas, ni me siento menos solo o más acompañado. Soy, ahora, una conjugación distinta de un hato de hechos a través del tiempo.
31.3.20
30.3.20
Es la distancia y este jodido aislamiento. Encerrado sin poder ponerle un dedo encima a nadie. Lleno de suspiros sin dueño y de cenas demasiado frías. Tal vez todo pase, y yo pueda ir por unos libros, y tal vez pueda conocer al alguien. Ya saben, rozarle un dedo por accidente, voltear, sonreír cual complice sin crimen, y mirar furtivamente cuál es la reacción. ¿Te gusta el café? ¿Qué tal si interrumpimos nuestra búsqueda y vamos por uno? Y el café se vuelve palabras, y esas palabras se convierten en años, y los años no son nada a tú lado.
Es todo, es todo lo que me acongoja. Es la voz condescendiente de mi padre ladrando que su gobierno por fin hará algo. Es el maldito calor de treinta y dos grados al que no estoy acostumbrado. Es la chica de enfrente que después de tantos putos años no puede mirarme a los ojos cuando me despacha algo en su tienda. Es la falta de agua en mi calle, el continuo trompeteo de los vendedores por las calles mientras trabajo en el teléfono, este deseo sin control por comer pan. Me cuesta tanto sentarme a la orilla de mi cama a sólo respirar. Sin pensamientos o ruidos de por medio. Siendo sin propósito, sin contemplación. Y así se me ha acumulado la vida cotidiana por dentro. Porque no puedo exhalar mis problemas hasta que escapen por la ventana. Porque no puedo caer dormido sin entumecerme con el televisor de fondo.
Y al final, eres tú. Eres tú, con esa piel de cobre en la que ansío perderme. Tú, con tu risa tan a tiempo y tu pasado tan presente. Tú que no debiste haber existido en la misma ciudad que yo. Que no debiste haber volteado a verme, y que debiste haber ignorado mi saludo. Debiste haber atendido a tu propia soledad, haberle llevado al teatro o qué se yo, y yo haber estado en paz en aquella tarde de lluvia en la que todo comenzó.
21.2.19
There won't
Windows of sugar glass panes
And castles of sand in the playground
Carve the names, then forget them
The radio has naught but 40s and 30s
And I
I be not for a reason
I be not for an answer
Smoke in the autumn
Dancing in house
Puffs of concordance
Of rugged joy and anger
Bass me up
Bass me upbeat
Tempo the bells
And flood my thirst
Till be I an atom
The girl
24.12.17
19.12.17
El sol de otoño
La memoria
El día andaba lento, como cualquier día frío de finales de otoño. Todo mundo abrigado, todo mundo con sólo una mano asomada desde las capas y los abrigos, sosteniendo un café o un atole. No es fácil esperar a alguien, sobre todo en un clima tan mundano como éste. Hay un número limitado de publicaciones o de tuits que uno puede ver antes de que se le entuman los dedos, antes de que se empiece a morder pedazos de piel seca en los labios. Usualmente así, andando a pasos cortos de un lado a otro, tarareando con más fuerza a cada minuto de retraso, con una mueca de disgusto, él esperaba a quien fuera vería. No hoy.
Pocas cosas se habían guardado en su memoria como aquel día de sol. Gente en las escalinatas cargando libros, turistas en el autobús descubierto tomando fotos, los policías abanicándose con sus gorras, y ella ahí, de rojo, con las manos entrelazadas sobre las rodillas, mirándolo, mirándolo detrás de unas gafas de sol, con una sonrisa en el rostro. Seis horas pasaron antes de que estuviera solo otra vez, andando a casa mientras miraba sus tenis y y se rascaba la nuca con la mano izquierda, y se sentía los labios con la derecha. ¿Qué ha pasado?, se preguntaba entre suspiros, sonriendo.
Sentado en una banca sobre la avenida, con Liszt en los audífonos, esperaba. Bailoteaba los pies, mordía sus labios, quería que llegara. Hay una cita de Galeano que va de, Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Y esta historia que era parte tan integral de su corazón, estaba a punto de reiniciarse. Vio su carro blanco salir de la privada y aparcarse un poco más adelante de donde él estaba. Se puso de pie, y corrió hacia él. Y justo al subir, la miró, la miró sonreír, mientras el sol se asomaba por detrás de una nube.
29.11.17
Es muy real como para ser un sueño: su piel, sus ojos, su voz, el aroma de su cuello y sexo. También, es demasiado maravilloso como para ser real: su risa y su llanto, la tersura de su tacto, hasta dónde me eleva cuando hacemos el amor. Yo no sé. No sé qué es esto que me he encontrado andando por la vida, que he perdido en primavera, y recuperado en el otoño. Tal vez sea por lo que uno está vivo, por lo que uno así puede disfrutar de la dulzura de una cereza, de una caminata por la playa, o del sabor de la cerveza cualquier tarde de calor entre gente querida. Ignoro si debo de dilucidar por qué me ha sucedido esto a mí, o si simplemente disfrutarlo. Verán, yo siempre quise saber la razón de las cosas. Saber el porqué detrás del azul del cielo a medio día y del rojo al atardecer. Por qué un mamífero puede tener escamas y un reptil parir crías. Y si no lo encontraba tan fácilmente, buscar y leer y preguntar hasta que tiempo después, años tal vez, diera con la respuesta. No saben el gozo de por fin saber quién canta o toca algo que capturó mis oídos una mañana cualquiera, o de encontrar por qué tal palabra se pronuncia o deletrea de tal o cual forma. Aunque, nada parece compararse a la epifanía de sentirse como yo hoy día. Así, tumbado en una sala de conferencias vacía, mientras bebo café demasiado malo como para ahuyentar el sueño que tengo, pienso en la fortuna, mi fortuna, de haberte encontrado a la vuelta de mi casa, bebiendo un té de canela y manzana mientras veías tu teléfono y tratabas de deshacerte del tedio de vivir en una ciudad como ésta.
Es miércoles, son las cinco y cuarenta y cuatro de la mañana, soplo en mis manos tratando de quitarme el frío de ellas porque, demonios, no se puede escribir en un móvil con los guantes puestos, y pienso en lo mucho que me gustaría tirarme en la cama, a tu lado, mientras te leo algo de Pellicer o Sabines o Neruda, y al terminar, sentir tus labios contra los míos a la vez que el cielo se cierra y una leve llovizna baña el amanecer.
22.10.17
Un mar de pasto
Pensé que sería empezar de cero. Otra vez. Nuevos sabores y olores. Una sensación distinta al tacto. Sentir como si otro sol le diera calor a mi cuerpo y forma a mi sombra. Estar así en la cima de otro mundo y poder ver otras nubes.
Y aquí estoy, cercano al quiosco, apagando mi último cigarrillo, despidiéndome del nuevo yo, quien no es más que el mismo. Jamás pensé en escapar de mí. Aunque, estar así de lejos, tan minúsculo en un mar de verdes pastos, allí sentado agitando los brazos, me ha dado qué pensar. Ardí sin quemar, me asfixié al final al no necesitar aire. Y aquí estoy, escuchando las fuentes mientras mi perro me mira. Sintiendo la vida que mana del Sol, escuchando a Handel.
Y más que nada, estirar mis dedos para sentir una extensión de mi piel, hace que todo parezca como si todo pasara al día siguiente.
18.9.17
Cantata de abril
Entre arreglos de cempasúchil y olor a copal,
Con la memoria de Alfredo atada a mi cuello,
Esporas blancas en el aire,
Fui a su lado,
Y al compás del tarareo del cielo,
Dancé a su lado.
Cinco meses fueron,
Bebí su voz, tomé su cuerpo,
Fumé cigarrillos mientras Richter y Riesman,
Dejé de flotar por tomar su mano,
Al andar hacia el Maison Kayser del lugar.
En las estrellas de Bacalar una noche,
Al arder de leña y anécdotas,
Me llevaste a tu habitación,
Te fundiste a mi cuerpo,
Y al partir, en voz alta,
Juraste a la luna jamás sentirías mi piel otra vez.
Una tarde de verano de 1975,
Dejé mi bebida debajo de la silla,
Lancé al piso mi copia de 2666,
Me asomé por la puerta donde le vi por última vez,
Volé...
6.9.17
Y los perros no tienen la culpa casi de nada
De lejos sólo se alcanza a ver lo esbelto de su figura y el deje rojo de su cabello. Lo ha llevado así por tanto tiempo que no recuerdo el color original. Todo porque le prometió a su madre no dejar de teñírselo así, porque así lo llevaba el día que su madre murió, como si queriendo preservar su memoria al llevar en la cabeza lo último que su madre vio. Cada 22 de cada mes par acude al salón para el retoque reglamentario. Y ahí estoy a su lado, leyendo qué sé yo, mirando a los no sé quiénes corriendo en el bullicio del regreso a la oficina después de la hora de comida, rascando mi tobillo y jugando con mi goma de mascar. ¿No te aburres?, me ladra cada vez que vamos, mayormente en son de burla, muy pocas veces con genuina preocupación. O eso pienso. Porque tantas veces como hoy, en las que nos hacemos compañía sin cruzar palabra, cada quien en su cada cual, lo más que puedo hacer es adivinar lo que pasa por su mente. Sería vano, innecesario, preguntarle por qué sonríe. Le arrancaría una risa a lo mucho, tal vez menearía la cabeza de lado a lado, y ocuparía su vista en algo más. O eso pienso. Posiblemente pregunte cómo estoy, qué he comido hoy, me bese en los labios o en la frente, tome mi mano, y camine en silencio hasta el salón de Pedro. Pasará inmediatamente porque es seguro que ha hecho cita, y si no, pasará en seguida de todas formas porque Pedro, aquel Pedro que creció con su madre y que jugaba con ella a hacerle el cabello mientras platicaban de lo que fuera platicaban los preparatorianos en los setentas, aquel Pedro que a su madre donó un riñón y le donó sangre en tantas ocasiones, jamás la haría esperar. Una hora es lo que necesita para dejarle radiante, con el cabello cayendo hasta sus hombros, reflejando el sol en tonos naranjas y amarillentos, radiante sonrisa entre las mil y una pecas que le ha dejado su padre. De vez en vez levanta la cara y mira la nubes diciéndome cuánto le gustaría navegar frente al sol en una de ellas. Por mirar el sol más de cerca, por mirar la vida desde arriba, me dice sin pregunta de por medio. Después de la caminata reglamentaria, de casi dos horas por el centro comercial viendo ropa, después de la comida en el lugar que se le antoje, vamos a su casa, o a la mía, y hacemos el amor a veces, o cogemos otras veces, hasta al amanecer, sin palabras, con alguna lectura, o alguna película, en los interludios necesarios porque es obvio que ya no tenemos 20 años. Solía apenarme el estado de mi cuerpo, cómo es que fui de un cuerpo atlético, de ejercicio en el gimnasio de martes a jueves, y de caminatas de 20 kilómetros al día, de pan en el desayuno y jamás en la cena, de brócoli y zanahoria y algo de calabaza y coliflor como guarnición de la pechuga o el filete de pescado o de res de lunes a viernes, y de mis pecadillos los fines de semana con una cantidad enorme de queso derretido en lo que fuera que comiera, con medida por supuesto, a lo fofo de mi presente, con lo que en Estados Unidos llaman el "muffin top" asomándose por la parte superior de mis pantalones, con mis mejillas irradiando redondez, con mi cuerpo de asiento frente al televisor vengándose de mí al calor de mediodía, a ríos de sudor por mis axilas y espalda baja. Solía apenarme, dejaba la luz apagada y le atacaba antes de que se le ocurriera encenderla. Besaba su pómulos y párpados y lóbulos y cuello, plantando mordidas en el recorrido, ocupando mis manos con cada rincón de su cuerpo, gimiendo al unísono, deshaciéndonos de la redundancia de nuestras ropas, hasta que vueltos un nudo nos retorcíamos en el anónimo del sexo en un lugar a oscuras. Ya no. He dejado de fijarme en la iluminación del lugar donde lo hagamos. Han brotado cosas más importantes mientras le recorro con mi anhelo acumulado en los días que no nos vemos. Pienso mejor en si podríamos escuchar a Richter o a Riesman, si ha leído el pasaje erótico que le he recomendado, si este momento será digno de un haiku. A veces, a veces no tenemos sexo, o no nos fundimos mutuamente, y simplemente fumamos mientras leemos. Sin palabras de por medio, miradas furtivas por encima de los libros a lo mucho. Hoy es 22 de mes par del año que corre, y no habrá muchas palabras de por medio. Puede que sí, si hoy va con el capricho de hacer algo distinto. Azar. Azar que le ha dado tanto gozo a mi vida, recorriendo avenidas inéditas, sabores intrusos, colores perdidos, notas malinterpretadas, palabras antes mudas. Azar que me trajo su cuerpo. Azar que me destrozará el corazón un 6 de septiembre. Mientras bebo café, mientras miro el vaivén de su cuerpo acercándose, pienso en que los perros que tantas veces han cosechado amor en mis largas tardes de soledad mientras le tengo en mi vida, no tienen la culpa casi de nada.
11.8.17
A parable
Treason, they shouted on the morrow,
Treason and no other shade of black,
In spite of my molten grace of doubt,
For the moment is the price the broken lover is to pay,
Fag in hand while rots in debt,
A feast of orange morning grey,
My drunken eye of curl and leather,
Wish you were it in all your glory,
This gilded song will go no further,
I ponder where now I shall sit,
Nights in the dark of mongrel fury,
Love me not any, break me on the sixth.
10.8.17
Summer of the rain in this town. Pouring coffee in the cold. Silly me — why should I warm meself when there's cold water awaiting in the shower? I say it all be to shake, to awake meself for I hate to be groggy all morning long, babbling while people stare back at my words. Do they get what I mean? If I ask, they nod and smile. Yet, there's empty in their eyes. Even when people be given the keys to the kingdom, they would take them gladly and hold them dear even though they have no idea what they are for.