25.3.14

yksi vuosi

¿Qué es un año? 365 días, dirían casi todos. Nada comparado con un siglo, dirían unos. La conjugación de una serie de eventos que conlleva la acumulación relativa de tiempo, dirían otros. Para mí es algo simple y sencillamente apabullante e irresistible si consideramos lo acontecido entre el veinticinco de este mes del año pasado, y hoy. No caben esas cosas que han pasado acá, en este humilde blog que sólo permite entradas de cinco mil palabras. Se podría argüir que exagero, mas para el que escribe la vida que ha tenido en este lapso abarca tanto como los océanos en la Tierra. Y yo no soy quien tontamente se atreverá a ladrar que cinco mil palabras bastan para pintar el mar. Y si le sumamos el cielo y sus nubes, la tierra y cada uno de sus árboles, el canto conjunto de todas las aves, los suspiros de los amantes, cada amanecer y cada atardecer visto desde la playa, toda canción que ha hecho llorar de emoción a alguien, el número total de risas de cualquier día de la semana, cada trazo de cada pintura hermosa, el peso de todas las miradas furtivas de alguien que ha hecho sonreír a alguien más, y los mil y un poemas de amor escritos sean malos o buenos, la tarea se hace imposible. Por lo cual, lo único a lo que me atrevo es decir que el sendero que ando sin nada más que yo mismo ha tomado el más inesperado de los giros, y así lo llamo porque no importando cuántas veces pude haberlo imaginado, toda imagen que yo haya podido ungir se desquebraja ante la vastedad de lo que llamamos realidad. Así que llegamos una vez más al punto en el que las palabras sobran. No llevo ni de broma cinco mil de ellas. De cualquier manera, quiero decirte que eres la razón más grande de uno de los mejores años de mi vida.

24.3.14

O the day is close,
I shall take the three-in-the-afternoon bus,
Wear my music,
Wear my best shirt,
Bring some food over,
Be you,
Be the you in me and the me in you,
And be myself.

A las cinco

Entreabro los ojos a eso de las cinco de la mañana, no hay sol ni ruidos de gente levantándose para hacer lo que deban hacer, un gallo se escucha demasiado lejos como para ser molestia alguna, hay un trino un poco desentonado en aquel árbol a la puerta del condominio que no es mío. Entreabro los ojos a eso de las cinco de la mañana, el desayuno se siente lejos, y cualquier deseo que pueda tener está atado a un globo color azul, flotando allá arriba. Entreabro los ojos, sólo tonos grises a la vista, la música descansa. Una sutil fragancia flota a mi alrededor, y siento una mano suave recorriendo mi cara mientras escucho, duerme.
Tiny dots of light, tiny specks of life, tiny problems, tiny anger, tiny replies, tiny, tiny all. From a great height it all is distant, thus absent. What if we went down? There is an eternity of sea and that is it. So I would undoubtedly disappear. Absence would remain. As to no one could see me, them all could say, Well, he doesn't exist; and all I have is a vague image of him, right? Has he ever been here? I remember there was a he, yet I also remember my dreams, which some say are just mental phenomena. Hence, either dreams are there, real for the taking, or he is of the same substance, the one of dreams. Tiny dots of light, rushing home, rushing elsewhere. Tiny dots I've left behind, being there, being of dreams. I have been one, not right now, but I'll become one again, a speck of light dreaming life, or living dreams for that matter. I am flying at this moment. For some reason I left my baggage on the ground, and I wonder hard if it shall be there awaiting me, anger in hand, but also packed in smiles.

6.3.14

Matilo 4

Matilo, cual personaje de Traven y de los hermanos Grimm, ha conocido al diablo. La paleta sabor cereza que chupa lentamente no mengua el mal sabor de boca que le ha dejado la conversación, si así se le puede llamar, con la niña que se le acercó esta mañana en la alameda. El universo de verdad conspira contra mí, le escribió a ella en una última nota. La pequeñuela lo miro de forma seria y le contestó que algún día encontraría paz, pero que no sería hoy. Le regaló una flor de origami y se marchó dando pequeños brincos. ¿Paz? ¿Quién necesita paz cuando lo único que deseo es una explicación coherente de qué demonios me pasa?, pensaba. Su majestad infernal, como había pedido el diablo que le llamase entre carcajadas, nada más le dijo que había cosas que era mejor no conociese. Como lo que te pediré que hagas por mí, le dijo sonriendo maliciosamente. Veras, Matilo, en la casa de la esquina de la calle a la que vamos vive un hombre llamado Stuart, a quien te pido lleves el paquete que te voy a dar y que le instruyas que lo abra frente a ti sin mostrarte el contenido. Después regresarás, y sin preguntarme qué le he mandado me contarás cómo ha reaccionado. El hombre llamado Stuart al abrir el paquete no pudo más que suspirar, esgrimir una sonrisa de desencanto, y escribir un número de dieciseis dígitos con la frase "eres un puto ojete" debajo. El diablo, alguna vez le contó su abuela, es un ser retorcido que sólo busca descarrilar a la gente. Ni creas que le interesa poseyer tu alma, o que le sirvas allá abajo. Nada más quiere hacernos desatinar el muy cabrón, como esa vez que yo lo vi dándole mezcal a mi papá. Yo me quede dormida con él en su cama porque mi mamá se bía ido al otro pueblo a ver a su hermana, y yo quería abrazar a mi papá porque la estrañaba. Cuando eran como las doce, escuche una risa así como fea, como si un caballo se riyera y tosiera al mismo tiempo. Abrí los ojos poquito, y vi como una mano roja como carbones ardiendo le daba una jícara a mi papá, y él se la tomaba y le decía que le sirviera más, quesque sí se podia acabar la botella. Cuando por fin la mano dejó de pasarle la jícara, mi papá se secó la boca con la mano y preguntó que ahora qué, y la voz fea se rió y le dijo que iba tener la pior cruda de su vida, y mi papá nada más contestó, pinchi diablo ojete, y se durmió. Matilo no le creyó a su abuela. Vaya, había tenido ya un par de esos eventos desafortunados que poblarían su vida, pero que el diablo se le apareciese era otra cosa. Aunque, como jamás dejaría de corroborar, la realidad, o la versión de ésta que decidiera presentársele, siempre rebasa la percepción de uno. Vaya, ¿quién le habría dicho que el mandamás del inframundo se ponía al volante de un Volkswagen Sedán 1968? Majestad, ¿podría poner el radio? El traca-traca del motor me tiene aturdido, dijo Matilo. Hijo, si ardes en el infierno eso será lo único que escucharas, le contestó.

uno

Los rayos de sol forman figuras caprichosas cuando se deciden a correr hacia las hojas de los árboles para rozarlas tan levemente que les provocan cosquillas, y sus risas se plasman en las sombras en el pasto, la tierra y el pavimento. Los peces en el estanque cantan a Posidón y sus voces ininteligibles pero hermosas forman una alegre armonía con el viento que toca la superficie del agua cual violín. Los patos charlan de cómo el frío va dando paso a la primavera mientras sacuden la cabeza graciosamente. Una abeja besa aquella flor roja y le dice que volverá pasado mañana, y la flor suspira fervorosamente. Un niño juega a la pelota consigo mismo, rebotándola una y otra vez contra la pared multicolor en la que un artista del grafiti decidio retratar a su familia y amigos con la palabra "vida". Una novia ríe descontroladamente ya que ha llenado la sudadera de su novio de helado de vainilla ya que éste la ha abrazado fuertemente y le llena de besos las mejillas. Un hombre de setenta y ocho años lee a Borges y piensa en el porqué de la relatividad del tiempo. Una pequeña le da notas de color amarillo a aquel extraño que se ha sentado en la banca del fondo, para después regalarle una flor de origami, besarle la mejilla, y marcharse, por lo que el hombre sonríe y se enjuaga las lágrimas. Una mujer que bebe café garabatea una gerbera en su tableta, y se pregunta si se parece a la que le han regalado el viernes. Y en centro de todo esto, está Braithwaite colocando una serie de treinta y cuatro botellas envueltas en manta de cielo para ser destapadas exactamente a las doce del día para iluminar los días difíciles de aquella a quien ama.

Jueves 6 de Marzo de 2014

Hoy salí de casa, como casi siempre, a las cinco y treinta de la mañana. Adormilado, con la cabeza gacha porque lloré antes de dormir, dejando el backpack en casa porque un libro de Boges parecía más que suficiente, y sin música en los oídos porque olvidé el reproductor de mp3 en la oficina. Tuve que esperar por el microbús por cinco minutos antes de extender mi brazo derecho, aguardar a que parara y que tres personas bajaran, subirme y aplastarme en el lugar más recóndito no del microbús, sino de la Tierra misma. Allá al fondo, lejos de los demás pasajeros, quienes duermen o miran hacia las calles muertas de un lugar por el que se pasa demasiado temprano. Cerré los ojos e intente dormir también, cuando sentí un pequeño roce en la mano derecha. Al abrir los ojos, encontré a mi lado a una niña mirándome fijamente, de una forma triste. Llevaba una pequeña libreta de papel amarillo en la mano izquierda y una pluma que decía "Cozumel" en la otra. Cuando me giré hacia la ventana, sentí una vez más ese roce en la mano, y al voltear noté que me extendía un trozo de papel con lo siguiente:

¿Por qué lloraste?

Iba a responderle cuando puso el dedo índice derecho sobre sus labios, a la vez que me extendía una hoja de la libreta y la pluma. Arranqué un pedazo y escribí:

Porque tengo mucho miedo de no hacer lo correcto, de decepcionar a la gente, de que se alejen porque no soy lo que esperan.

Lo leyó y sonrió, torciendo la boca un poco y moviendo ligeramente la cabeza como diciendo no. Me extendio otra nota.

Eso es muy estúpido.

¿Crees?

Claro. Quien te conoce y confía en ti no debería esperar nada de ti. Y así, la decepción se esfuma en un soplo de lógica.

Lo sé, pero, tengo un desbalance neuroquímico en la cabeza, y a veces no importando de cuanta lógica me valga, las cosas se me apelmazan y no puedo más que llorar.

Patrañas.

No supe como responderle.

El que no quieras medicarte es completamente tu responsabilidad, y no puedes infundírselo a nadie más bajo ninguna circunstancia. ¿Tienes a quien contarle que has llorado?

Eso creo.

Deberías de hacerlo. Sin dramas, sin palabras de más. Sólo el hecho de que has llorado porque te ha alcanzado el vacío. Si te realmente te entienden, todo estará bien.

Tal vez sólo exagero.

Puede ser. Aún así, estás enfermo.

Meh.

Cada papel que ella me dio fue directamente al bolsillo de mi pantalón, mientras que los que yo le di los guardó en su zapato izquierdo. La pequeña me pidió que cerrara los ojos. Lo hice, y sentí un ligero beso en la mejilla derecha mientras ella depositaba algo en la mano del mismo lado. Me susurró, despierta porque estás a punto de llegar. Abrí los ojos y descubrí una flor de origami color amarillo. Busqué las notas en mi bolsillo, mas no las encontré.
So all the stars have come tonight
to see you bloom like a rose,
pepper your room on this night,
and sing you this llulaby.

Dreams of vanilla they grant you,
shower you in light as in June,
while you dance 'round arms up high,
hear from the stars this lullaby.

Sleep tight my love this Autumn night,
hug your dear ones and close your eyes,
feel the music reach your heart
while I sing now this lullaby.