13.1.15

entonces te acercas a mí, puedo olerte, puedo sentirte tan cerca que el final de mi piel se mezcla con el inicio de la tuya, puedo probarte en mis labios, escucharte, sintiendo el temblor de tu cuerpo y el vaivén de tus caderas, tu piel se enchina cuando mis labios van de tu cintura a tu cuello, dejando pedazos de mi aliento por toda tu espalda, muerdo tu hombro y beso tus labios, y tu silencio termina en un gemido largo, te vuelves hacia mí y mi mano se pierde en ti, mientras las tuyas rasgan mi espalda, con tus labios fundiéndose con los míos, con mi cuerpo en comunión con el tuyo, marea de ti y de mí, canto del mar contra las olas, la luna nos mira, nos baña, y en esta noche estrellada iluminamos el cielo de azules y rojos con nuestros fuegos de artificio

 y te abrazo mientras tratamos de dormir en esta noche de frío




2.1.15

Ayer en la mañana abrí los ojos y no estaba solo. Porque estabas tú. Tú que te estiraste hacia mí y me besaste primero en la mejilla y después en los labios y me dijiste, Buenos días, de la manera más dulce y suave que jamás había escuchado. Y también ahí estaban los niños dormitando, y estaba el sol entrando por la ventana. Pero más que nada estabas tú, con tu pelo largo interminablemente cayendo por tu hombros, con la tersa piel de tus dedos alcanzándome el alma, con tus acaramelados ojos encontrándose con los míos y haciéndome sentir como el ser más importante del mundo, ahí, aunque fuera por un eterno segundo. Estabas tú, tan cerca como nadie, curvando mi universo por completo, expandiendo nebulosas y constelaciones por mi cuerpo. Tú y sólo tú.

Anhelo que ya sea de mañana otra vez y ser lo primero que miras al despertar.