19.3.13

Tarde

Tarde,
De caminata por la calle principal,
Sintiendo al calor rebotar de las hojas de los árboles al pavimento,
Exhalando bochornos,
Los cuales suben por las pantorrillas hasta la entrepierna,
Y de ahí al alma y la consciencia,
Corriendo por la frente, el pecho, el vientre y el sexo,
Derribando pudores,
Mientras uno toma firmemente la mano del otro,
Y le piensa, No me dejes, no, nunca,
Tú no sabes lo seco del viento si uno se atreve a andar a solas por la avenida en un día como hoy.

11.3.13

nonsense

It would be so easy to tell you everything will be alright; that flowers won't dry, that you and she and he will laugh here and there, that those lovers in the park will hold hands day in day out, that our vinyls won't get scratched, and that the sun won't set behind the clouds. I won't do it, no, for you must see the landscape both dead and blooming, so you hear what I whisper, so you hear crickets chirping, and you invite me to rest my head on your shoulder.

There seems not to be reason to drop you these lines, you understand, since my anguish is great, and my thoughts are misguided, my sight ever blurred, and this hope is absconded; yet I sought for a reason not to do it, and found nothing under my bed, in my shoes or my pocket, also asked the good vendor what he thought 'bout the matter; if your heart says so, be so, said he from the counter, got nothing to lose, hence why do you ask me?

I do write to you, but I am a coward, so it is blind poetry the most I can type, leaving spaces blank, not addressing you, thinking perhaps next time there's rain I could be the first drop that reaches your skin.

14.2.13

Every post in this blog is a tiny speck of matter which is meant to help represent the universe

Línea

¿Se puede crear poesía no importando quién se es? Sa Meng Unlabar ha sido descrito como el hombre capaz de hacer temblar la tierra en cualquier mundo de cualquier universo, de arrancar a todo ser pensante de su realidad para ahogarlo en aire azorado de esencias dulces y después botarlo en los altos pastos de cualquier mundo que no sea el suyo. Así es su poesía, y así debería ser la poesía en general. El tema, el número de líneas, el ritmo, la cadencia, las palabras que usen, no importan tanto como las imágenes. Si alma y forma hubiesen fornicado alguna vez, habrían engendrado a Sa Meng, dijo alguna vez su mejor amigo. Fornicar. La furia de Sa Meng no podría tener representación más salvaje que el sexo sin ataduras, entre dos seres imposibles, extraños mutuos, que se conocieron mientras lanzaban cerillas encendidas a la acera de enfrente, quienes nunca se vieron otra vez ya que él fue lanzado a la guerra, y ella se perdió en credo alguno. Unlabar se enteró de todo esto por accidente, de forma improbable, a los 11 años de edad. Un cliché, se dijo de forma alguna a sí mismo. La vida es un gran cliché por sí misma. Largamente pensó en cómo él, soñador causal sin otra cosa por hacer, podría aliviar al universo. O al menos tratar de no pensar en lo terrible de su origen. El del mundo, el suyo, el de todos. Poesía. Sabía de alguna manera que en la montaña contigua a su pueblo habitaba un asceta que todo lo sabía respecto a las letras. Él me contará sus secretos, y yo le cantaré a la vida. Partió la mañana siguiente, y su andar entrecortado ayudado de un bastón de cáñamo no fue visto por al menos 22 años. Cuando regresó, lo hizo en un tipo de carreta jalada por dos bueyes de pelo cobrizo, manejado por aquel amigo que hemos mencionado. Juntó a los habitantes del pueblo en la plaza central al medio día, y de forma que escapa a la razón común, cantó. El valle se llenó de belleza. Nadie pudo mantenerse de pie. Los animales azorados sentían el alma de Sa Meng Unlabar alcanzar la suya. Pirotecnia existencial, se dijo de aquel día alguna vez. Terminó. Sonrió. Agradeció a la gente tocando su sombrero e inclinando su cabeza un ápice. Y así el bardo sordomudo de nacimiento, y quien perdió los ojos en un accidente a los 2 años de edad, se marchó para cantarle al resto del mundo. Poesía.

5.2.13

Pizza

Es por todos conocida la proeza de Ssado-Ul Aa Mg de haber creado un universo ficticio tan vasto como el real, completamente basado en los torpes andares de una raza no demasiado distinta a la nuestra fisiológicamente hablando. Me atrevo a decir que algo de lo que más atrajo atención fue el usar el sistema de nombramiento de cada planeta en un sistema estelar para crear el alfabeto de la sola civilización que todo aquel que haya leído los 149 tomos de la historia de Erde se atrevería a llamar sabia. Como toda civilización que se adelanta a su tiempo, fueron sometidos a la voluntad de aquellos que a pesar de ser torpes con las letras no trastabillaban en meterle una lanza por el vientre a los que hicieran obvia su torpeza. Soy tan hábil con las letras como lo es un ave con la producción del vino, se decían los conquistadores, yo lo sé, tú lo sabes, y la historia nunca lo dejará de saber, así que, ¿para qué ponerme en ridículo de forma tan grosera? Tal elucubración generalmente terminaba en el destace de cierta cantidad de conquistados. Como dato curioso, aquella cultura exportó una gran cantidad de ideas y filosofías al futuro de la especie, y se les citaba como grandiosa cuna de sabiduría. Sin embargo, rara vez se le tomó en serio y, qué irónico, cuando el fin de los días llegó y dios le preguntó a los últimos de aquellos humanoides qué impresión de la vida tenían, cualquier línea de cualquier obra de aquellos olvidados (de entre ellos, sólo Eneas me viene a la cabeza) le habría parecido apropiada a dios, y les habría permitido disfrutar la vida eterna. En cambio, el hombre que fue elegido para proferir la respuesta dijo, somos tus siervos, y cualquier camino que hayas elegido para nosotros lo abrazamos humildemente. Dios lo tomó con poco humor, y los destinó a sacarle brillo a una cantidad insana de manzanas.

Ahora, Yatssis Úpsilon ha pasado a la historia por una pequeña razón que no tiene nada que ver con su clima tropical y con ser el único planeta habitado en su sistema. Todo mundo sabe que no es posible que haya vida no bacteriológica en el vigésimo planeta de sistema alguno, pero la razón por la que es así llamado es tan estúpida como el credo de los aghgogianos quienes claman que todas la estrellas en el universo son óvulos dejados por un pez aghgogiheghguciano, el cual vive 1,000,000,000,000,000,001 años, y del que sólo puede haber uno a la vez, entonces estamos en la cuasi eterna espera por el pez aghgogiheghguciano que los fecunde. De cualquier forma, cuando Ungbahr Bubattlaaghgogihegh, vicerregente del sector  8-29-303 pisó el quinto planeta del sistema Yatssis para bautizarlo y darle un lugar en el Gobierno Galáctico, él se encontraba un poco ebrio, poniéndolo de manera elegante ya que en realidad se encontraba tan estúpidamente borracho como toda la flota Aarr del planeta Na Beta cuando lograron abrir las miles de botellas de alcohol destilado de ghrunbahr que alguien por error mandó a su planeta después de haber consumido una cantidad ridícula de tal alcohol para celebrar la consecución de la apertura de tales botellas que el empleado postal olvidó en el pórtico de su casa después de haber bebido de ese alcohol el cual robó y el cual no pudo abrir hasta ya entrada la noche. Desviándose un poco del tema, los naianos tenían prohibido tomar algo que no fuera agua del manantial Aarr en la gran ciudad de Aarr regida por el supremo comandante Aarr, quien curiosamente se tambaleaba al andar al salir de su estancia en la cual se encerraba por horas con tres de sus cortesanas. La noche en que llegó aquel cargamento de felicidad embotellada, la revolución estalló y está de sobra decir que el supremo comandante fue encadenado a la gran montaña Aarr donde se le conectó a la gran máquina Aarr de la vida perpetua, y no murió hasta el fin de los días. El caso es que Ungbahr Bubattlaaghgogihegh, habiendo reprobado su curso de cosmogonía participativa, nombró al planeta como Úpsilon a pesar de la cantidad de tirones de ropa que su asistente y consorte le dio. Al enterarse el regente de aquel sector, quien generalmente sólo se ocupaba del mantenimiento de las redes acuíferas e informáticas de los sistemas de su sector mientras se duchaba por la mañana, intentó por todos los medios enmendar el error del otro, mas un extraño envío de miles de botellas de alcohol destilado de ghrunbah saboteó la votación a favor del cambio de nombre.

Ahora, el explorador Is Isisis se propuso escalar la gran montaña Aarr con nada más que un tanque de oxígeno y un par de tenis deportivos. La proeza parecía imposible ya que los insectos sodiarios de aquel lugar devoran cualquier tipo de carne expuesta al aire libre, pero Is tenía un plan. Su primo era desarrollador del primer circuito de sodio capaz de transmitir señales televisivas a cualquier sistema nervioso por primitivo que este fuera. Así cargado de tremenda cantidad de costales de sales circuitales, Is distrajo a la marabunta con una transmisión especial desde el sepelio del gran artista conceptual Bollock. Al llegar a la cima, la curiosidad hizo mella en él y se dirigió a la gran máquina Aarr de la vida perpetua. Vio reyes, contadores, esposos infieles, vendedores de crédito, electroquímicobiólogos, cantantes de ducha y militares desertores; pero en el lugar del supremo comandante Aarr encontró una pizza y una nota que decía, garr o trryu batel - regreso en 5, en lengua común.

Ficción

Sggfroida Luuqfrel cobró gran notoriedad a los 137 años vascardianos cuando pudo descubrir el secreto más grande de la psique de cualquier humanoide que haya crecido inmerso en la tecnología: el pantano es el lugar en el que inconscientemente deseamos vivir. Tan de buenas se levanto el día de su descubrimiento que no sólo ideó 1, sino 3 principios que rigen tal deseo reprimido. La escuela rival de los Luuqfrelianos argüía que uno busca la cercanía del mar para construir el hogar ideal (lo que sea que eso quiera decir), y que el fango distaba demasiado de ser idóneo. Claro, según el consenso general entre los estudiantes contemporáneos de la psicología, tal escuela estaba llena de ignaros románticos, y que si bien la costa era el sueño del hombre promedio, el fango era una mejor representación de la realidad. No sobra mencionar que aquella escuela fue carbonizada en un escueto accidente culinario propiciado por el romanticismo de la carne de ttnebo a la madera. Volviendo al tema, los 3 principios antes mencionados son: a) si bien es 99.99% factible que todo ser humanoide tiene un ancestro que en cierto momento de su historia vivió en el mar, seguramente el primero que pudo cambiar de depender de uno de los 987 elementos descubiertos en uno de los 147 estados de la materia a otro, se arrastró por el fango de un manglar o del delta de un río de forma trabajosa, lo cual contrasta demasiado con la siempre elegantemente estúpida visión de alguien sacudiéndose  la arena mientras dice de forma soslayada, ¡uff, qué viaje! b) se diga lo que se diga, el hombre necesita vivir en un lugar escasamente idílico para poder desear los cielos de forma plena. Esto es, ¿cómo voy a desear un muladar como la gracia eterna si habito a un lado de mar, bañado en brisa y arropado por el sol hasta el fin de los días mientras escucho música alegre?, se escucho decir al primer profeta de la fe oficial de la galaxia antes de escapar en un bote savvyano clase C con un par de chicas de largo cabello. c) los emparedados que se logran preparar con gilgyei son tan suculentos como uno recuerda era la comida que la abuela ceremoniosamente preparó cada domingo antes de desaparecer en un bote savvyano clase C. Luuqfrel alcanzó fama académica inconmensurable ya que al haber bastantes mundos recientemente descubiertos y por consecuencia instruidos en el credo oficial, la cantidad de gente que busca el obtuso calor de la psicología moderna después de llegar a aborrecer la infelicidad que destila de las insufribles bobadas de tal credo llegó a los millones. El psicólogo pudo finalmente costear una casa al lado del mar en Escuinapa Gamma, lejos, muy muy lejos de cualquier clínica en el sector médico de aquel brazo de la galaxia.

Escuinapa Delta es altamente recordada por ser la cuna de Ssado-Ul Aa Mg, bardo intransigente y poseedor de una imaginación tan conspicua como la de un trillón de bestias Bq puestas juntas (cabe hacer paréntesis y mencionar la falta de mofa en esta comparación: las bestias Bq son los seres vivos más imaginativos que jamás han existido, aunque pocos lo saben ya que nunca desarrollaron un sistema que les permitiera escribir con semejantes pezuñas, y han sido convertidas en infravalorados animales de carga como todos tristemente sabemos). Aa Mg es adorado literalmente en su sistema natal ya que tuvo la muchas veces grandiosa idea de incluir el nombre de su estrella en su grandiosa novela; y lo más encomiable fue no sólo eso, sino escogerlo para un lugar apacible y despejado, lleno de gente sonriente poco atareada con la vulgaridad de la vida en cualquier megaciudad. Obviamente el nombre se convirtió en vórtice donde se fundían ficción y realidad, y todo catedrático de tatrametraliteratura orgulloso de su título estudió el uso de tal nombre. Lo maravilloso de todo esto es que Aa Mg creó un sinfín de lugares, personas, animales, plantas, sentimientos y situaciones para poblar aquel planeta ficticio al que sin más bautizó como Erde, además de tener éxito cubriendo cada una de las cinco corrientes tatrametraliterarias de aquel entonces. Claro, la obcecomedia fue lo más destacado y popular gracias a las peculiares costumbres de los habitantes del falso planeta (como sentirse ofendidos por una ridículamente vasta cantidad de cosas ridículas, como sentirse los enviados de tal o cual dios, como comprar estatus, o como arreglarse para ir al centro deportivo), pero el soddrama con el que salpicó a su creación atrajo miles de cientos de miradas de críticos de nariz altiva quienes literalmente aplaudieron su obra de 149 tomos. Las experiencias cotidianas en ese planeta rayaban en lo oscuro de acuerdo a los Luuqfrelianos ya que pocas veces se ha visto el instinto de autoextinción de aquellos erdeanos. Vaya, hemos escuchado de planetas que se tunden hasta el exterminio de formas brutales o sofisticadas, pero, ¿matarse entre naciones por cuánto se mueve a la izquierda o la derecha una línea imaginaria, o por la deidad preferida de uno quien tal vez toma el té con todas las demás cada tarde? En estos tiempos, alguien como Adolf, Ruhollah, o Benjamin es imposible; y alguien que busca implosionar tales espacios lo es aún más. Se podría mencionar la cascada de personajes obtusos e infames que pueblan aquella verdiazul esfera, pero tanta mala leche de un sentón es poco recomendable. No es necesario haber leído la historia del planeta para perder la razón; todo fue tan bien diseñado por el autor que la combinación de sonidos de cada uno de los nombres le hiela al lector el alma y le carcome la razón. De cualquier manera, Yvvngha Lark, alto psicotra de los Luuqfrelianos, le nombró como manual de todo lo que la galaxia debe evitar para sobrevivir, y de todo lo que cualquier ser hasta cierto punto pensante debe saltarse para no atragantarse con el desayuno. Debo mencionar que el detalle de tal lugar ha hecho a algunos pensar que no es ficción, y que esa raza tan primitiva y graciosa vive sus desventuras en el polo opuesto de la galaxia. Por supuesto, otros piensan que algo tan patético es imposible, y que Ssado-Ul Aa Mg goza de una imaginación privilegiada. Aunque hay un hombre, Matilo Asdrúbal, quien jura haberlo visitado gracias a la infame conspiración del universo en su contra.

22.1.13

Trópico

Lo que muchos verían como una bendición, algunos otros lo podrían percibir como una constante ola de felicidad que acaba por arruinarle a uno la sonrisa. Yatssis Úpsilon se encuentra a 0.89 UAs de su sol, lo cual aunado a la inclinación de su eje de rotación, la composición de su atmósfera, y el berrinche de un caprichoso dios en el cual ya pocos creían dado el siempre previsible resultado de aquella ecuación que predice que ninguna deidad se salva de pasar de moda, dota al planeta de un envidiable clima tropical; es siempre verano allá, y las oleadas de reservaciones nunca paran. Ha de ser maravilloso vivir aquí, se escucha decir a los turistas cada vez que parte uno de los cientos de jets interestelares clase A que día a día alejan a los oficinistas de su sueño terrenal. Los nativos sonríen, para después rascarse la sien y murmurar, Gxetsensella, el cual es el mayor insulto posible en aquel cuadrante de la galaxia. Hay canto, risas y gran jolgorio en el puerto espacial, sobre todo en el área de llegadas; al arrivar se le da a cada visitante una canasta de dulces típicos yatssianos, y cuando se marcha se le obsequia una pluma del ave representativa del planeta, el  yatssatross de la isla de Quail, pluma que mide un Qu'ul (el equivalente a un metro y veinticuatro centímetros aproximadamente). En un principio, los empleados del gran entramado turístico aceptaban cada bemol de su trabajo con una filosofía como, ¡qué diablos! vivimos en un paraíso, ¡qué importa una sonrisa más!, mientras la señora Ubbax de Vascardia Gamma se quejaba del no poder introducir sus tan adoradas frutas preferidas al planeta, o el señor Geethllol de Pi Beta se les insinuaba de forma chiclosa a cada uno de los seres en el mostrador; ellos habitaban en el cielo vuelto playa, y todos aparentemente les envidiaban. Sin embargo, la repetición provoca tedio, el tedio engendra aburrimiento, el aburrimiento transforma al tiempo en mero trámite, el trámite en cualquier rincón de galaxia crea burocracia intangiblemente insípida y malevolamente infeliz. Así que, después de una larga deliberación en pro del sustento que era la inacabable cantidad de recomendaciones para visitar el quinto planeta del sistema Yatssis, los dirigentes de aquel oasis aprobaron la alteración permanente de la genética de sus coterráneos para que la mueca que acostumbra representar felicidad no dejara sus rostros.

La geografía general de Yatssis Úpsilon consiste de un mar verde azulado en 76.3% de su superficie, con 22.5% de islas alrededor del ecuador, y 1.2% en los casquetes polares cubiertos de hielo sólido y glaciares, los cuales contrario a lo que el turista promedio podría pensar, son el destino deseado por los 5,286,281,012 de personas que habitan en el mayor destino turístico del sector 8-29-303 de la galaxia. ¿Qué tiene de atractivo un panorama blanco hasta donde la vista alcanza y temperaturas entre los -15° C y los 7° C cuando hay playas de arena de color verdoso en cada isla, donde te ofrecen bebidas heladas como en ningun otro lugar y sonrisas por doquier?, dijo con sorpresa el novel vicerregente del sector la primera vez que los visitó. Cambio, tal vez, contestó el presidente del planeta, no sin un deje de desdén. Verá, vicerregente Yyx, la novedad nunca está a la vista, dijo el presidente al incrédulo político. La carne de ugbuey tiene un sabor nauseabundo no importando que tan gourmet uno pueda pretender ser, pero uno acaba cansándose del suave aroma del gengen acompañado de pan de quailer, añadió. Y vaya que tenía razón.

En el año 3405.8 de la época 3 del gobierno galáctico, el explorador Etssosi Brex, cansado de delinear por quinta vez los litorales de la isla capital, decidió explorar el rincón más inhóspito del casquete sur, la caverna Yatssatross Vullar, acompañado de 20 hombres y 20 bestias Bq, las cuales ante la escasez de la yerba por la cual fueron traídas ya que tal planta evitaba la explotación agricultural de las partes altas de las islas que no estaban destinadas a los resorts y a las viviendas de los trabajadores de tales resorts, fueron explotadas cual viles mulas. No volveré sin prueba de mi conquista, y no volveré sin saber por qué cada yatssatross hace una última parada en su viaje a la eternidad en ese lugar, dijo al partir. Y nunca volvió. Su más íntimo estudiante dijo que Brex murió cumpliendo un sueño: descubrir el mundo a sus pies, y que ahora seguro reía en la gracia eterna. Su madre en cambio sólo pudo decir, con tal cantidad de hartazgo que él sentía por la arena, lo último que podía intentar para zafarse de la náusea que siempre sintió era enterrarse en una cantidad estúpida de hielo sin importarle quién ciegamente lo siguiese. Aparentemente, ella dijo, mi hijo era un idiota egoísta.

Por extraño que parezca, la rueda no fue inventada en Yatssis Úpsilon, sino traída por la segunda oleada de extrayatssianos que pisaron el planeta. Sobra decir que ante la insolente cantidad de agua salada que rodeaba a los primeros pobladores, se buscó moldear las exxrapalmeras que ellos plantaron en la isla de Quail. Debemos aclarar que tales árboles no son ni de milagro nativos, sino que fueron traídos por el par de misioneros encomendados a convertir a los residentes a su religión. Lamentablemente, entre estos sólo se encontraban aves, peces, y mamíferos marinos quienes estaban muy poco interesados en ganarse la gloria eterna. ¡Qué diablos! vivimos en un paraíso, ¡qué importa una sonrisa más!, llegó a pensar un qcu'uncy una tarde de verano. El gobierno de Reggvlar Gamma, encargado de la difusión del credo oficial de la galaxia, contaba con la más patética serie de super computadoras de navegación y planeación espacial, así que la historia de dos de sus engendros varados en un planeta lleno de agua, islas y animales pero sin gente es harto creíble. Las exxrapalmeras tardan aproximadamente 124 años en crecer lo suficiente como para poder ser convertidas en canoas, mientras los reggvlianos, quienes se niegan rotundamente a tomar complementos aminotrartalactomínicos ya que el señor no los tomó, sólo llegan a los 70, y nuestros misioneros ya estaban entrados en los treintas. Haciendo las matemáticas, y considerando lo sensual que inicialmente puede parecer estar solo en un lugar atestado de calor tropical, el hombre y la mujer (mala decisión) se enredaron uno con el otro noche tras noche tras noche tras noche tras noche tras noche, y si bien no poblaron del todo la ahora capital del planeta, los 35 hijos que tuvieron los ayudaron a sentirse menos solos. Ya hemos mencionado que las super computadoras de Reggvlar Gamma son patéticas, así que poco debe de sorprendernos que un banco de memoria quemado provocara que medio mundo (la otra mitad estaba despoblada) olvidara que Lib Okkstrass y Gundre Yyx habían sido enviados allí. 1000 años después de la llegada de los misioneros al sistema Yatssis, una alarma del correo ethel de un oficinista del Registro Planetario de Misioneros para la Conservación de la Fe le avisó que no olvidara mandar provisiones a Lib y Gundre en el planeta Úpsilon de tal sistema, principalmente supresores de deseo. Al parecer, quien anotó para sí el recordatorio tuvo si no la mala fe, sí la mala suerte de capturar mal un dígito en el apartado de los miles. El oficinista dedico las siguientes 32 noches a investigar quiénes eran ellos, a dónde fueron asignados, por qué no había registro de la misión, y qué carajos habían estado haciendo todos estos años sin reportarse. Cuando el reporte de su investigación llego a manos de Su Excelencia Grrbn Mkktrl, Director de Misiones, este sólo pronunció, Bbben, que en lengua común significa, mira... El caso es que 3 naves reggvlianas acompañadas de 148 cazas estelares Meethlon clase A emprendieron la marcha al planeta al que nadie se le pudo ocurrir visitar para averiguar el qué carajos habían estado haciendo todos estos años sin reportarse. Fueron recibidos como deidades ante la falta de tecnología aeroespacial de los locales, ante la falta de ropa de moda de locales, y ante la pérdida de la memoria de sus orígenes por parte de los locales. Será acaso por eso que pocos ya recuerdan a dios en Yatssis Úpsilon. Será acaso también que el mar y la arena primero, y la somnolencia del mismo trabajo en el mismo clima todos los días de tu vida después tengan algo que ver. Está tal vez un poco de sobra mencionar que eventualmente el gobierno del vicerregente Ba Q del sector 8-29-303, quienes arrebataron el paraíso a la teocracia de Mkktrl con el tan banal truco de, ¿no es ese el Mesías en Vitvötl Delta?, impuso el negocio turístico y del esparcimiento a los entonces felices habitantes de Yatssis Úpsilon nada más pusieron pie en aquellos lares.

18.1.13

Del porque del enojo de mi padre en el sueño

La peor parte de tener una pesadilla no es el mal sueño en si, sino la mórbida o lúgubre sensación que uno tiene al despertar. No hay de otra mas que quedarse en la cama y aceptar que no hay ya hacia donde correr; el mundo se le viene a uno encima, asfixiante y duro, sin compasión alguna porque da la casualidad que la causalidad no invoca sentimiento alguno. Digamos que uno sueña con la muerte de un niño, que uno le llora la partida mientras lava sus pies para el viaje que le espera, que la idea de no poder verle una vez más corroe el corazón. El terror no está en las imágenes enunciadas, no; reside en la desesperación por recobrar el aliento al despertar, mientras uno aprieta las sábanas. Se sabe que fue un sueño, pero el horror es demasiado real; y aunque el cansancio sea mucho, las ganas de dormir se han largado al rincón ya que la soledad de no poder compartir el sufrimiento con alguien más, y así aliviarlo aunque sea un poquito, provoca desconfianza de volver a dormir.

Mi padre odia la intromisión de la gente en general: odia se le pregunte de cosas que a nadie más incumben, odia se le pida explicaciones acerca de sus acciones, y odia que alguien entre a su casa sin ser invitado. Entonces, cuando la vecina de enfrente cruzó el zaguán cargando a su moribunda nieta para que mi madre la curase estalló gritando, a esto es a lo que me refería. La gente muerta, idealmente, no puede revivir, ¿cierto? Así que, ¿qué podría hacer ella para que no se llegase al punto sin retorno? Después de depositarle en la mesa, la niña estaba inanimada y fría, de un color tan mortecino como el mármol., mientras su abuela lloraba desconsolada, y mi madre procedía a tocar algo de música. ¡Se mueve!, grité, ¡se mueve! El miedo me acongojó sólo a mí porque la naturalidad con la que los demás observaban el evento no parecía de este mundo y me lleno de escalofríos. Corrí a la planta superior para de menos poder pretender que todo aquello supernatural en lo cual no creo no estaba pasando, mas al llegar al cuarto de mi hermana pequeña vi como la misma música que movía e infundía vida a la pequeña en la planta baja, secaba a mi hermana lentamente y le forzaba a sonreír de una manera triste mientras tomaba mi mano. Grité.

No quiero ir a la cama hoy, no quiero despertar a media noche y gritarle a la soledad, no quiero tener en que pensar en camino al metropolitano, y sobre todo no quiero ver morir a nadie por cuarta vez esta semana.

26.11.12

1, 2

La pareja se sienta mientras se anida el rencor de no poder hacer lo que se les viene en gana. La consideración del uno para el otro y el otro para el uno confabula lo que mi abuelo llamaría "le petit assassinat" - la gente se asfixia mutuamente hasta que la náusea existencial alcanza a uno, y la facultad de ser tolerante se muere. Obviamente, no es que se trate de sentarse y no hacer nada por respirar. Sin embargo, como la gran mayoría de las veces, la gente no tenemos ni la más puta idea de lo que está pasando. El hombre cree tener el control a pesar de depender de la cerveza para tomar resolución alguna, y la mujer cree ser imprescindible, aún cuando algunas veces no sabe quién es. La valentía y el orgullo se acaban yendo por la coladera cuando están fundados en el miedo a mirar por la ventana. Esto es, si se va a sacar la cabeza del tren, no debe de haber contemplación alguna por el poste telefónico que tal vez le cercene la cabeza a uno. Vaya, tal poste ignora que vamos allí en el tren, de A a B, de B a A, y algunas veces a C, y dudo tenga la más mínima intención de mutilar a alguien, arruinándole de paso el día. Aun así, preferimos mirar el panorama sin sentir el viento en el rostro. Uno, después de levantarse el domingo por la mañana, evita abrir la puerta lo menos posible, y evitar así el camino que inequívocamente se desenrolla a sus pies. El camino se queda ahí, no existe para nada más, a lo mucho suspira que será hora de salir, mas uno se ensimisma y hace lo que sea con tal de no poner un pie fuera. Es el cansancio, la inseguridad, la falta de dinero, o alguna otra cosa, se dicen unos a los otros cada día último de semana. Es el amor, la obligación de la pertenencia, el compromiso, el deseo de buscar asentarse, o alguna otra cosa, se dicen el uno al otro cada atardecer, mientras el rencor hace un nido a base de suspiros y miradas furtivas.

22.11.12

De un hombre obstinado en conquistar a la mujer de cuarenta y siete años

Los rizos no caen sobre los hombros así como la lluvia no cae hoy sobre la gran ciudad. Las nubes se rizan al desdoblarse, mientras él corre a su refugio todas las mañanas, paga unas monedas y se refugia de ella y los demás, para después regresar a tomarla de la mano. Él es obstinado, tan terco que la vigila en el más profundo de sus sueños - ¿De dónde viene aquella nube? ¿Quién es esa extraña que te ha sonreído? ¿Por qué abrazas con tal aprecio a tal o a cual? ¿Piensas en mí mientras duermes? ¿Piensas en mí mientras duermo? El hombre no sabe que ella lo engaña todas las noches con su cama, auténtico refugio contra lo rasposo de la vida suya, tan suya como la mente en la cual su imaginario amor habita. Ella no lo ama, sólo lo utiliza para evitar la congoja de pensar en que hacer respecto a no se qué y a no se cuál. Él no la ama tampoco ya que sólo la utiliza para sentir que algo más allá de su mente es suyo y de nadie más. Sin embargo, se ven todos los días después del trabajo al ritmo un café los lunes, el cine de los martes, cada miércoles a bailar salsa, los jueves por un par de cervezas, y fornicar los viernes. Ella le dice que lo ama y él responde, yo también, a través de la misma sonrisa con la cual recibía el arroz con leche que su madre preparaba en las tardes de invierno. Se besan cada mañana de sábado antes de partir a casa, a veces de forma hosca debido al sentimiento de culpa, a veces de forma tersa si es que durmieron a pierna suelta. No se ven hasta el lunes siguiente, extrañándose sin extrañarse, y abrazándose de forma deshonesta. Se preguntan que tal les fue el fin de semana; ella responde que tal o cual amigo fue de visita, que bebieron un poco de te y miraron algo en la tv, y él arde moviéndole al café con tal furia que la ridícula cantidad de azúcar que le ha agregado se esfuma; él le dice que paso todo el sábado viendo el fútbol, tomando demasiadas cervezas, insultando y zapeando a tal o cual, y el domingo tratando de olvidar la voz de la resaca, y ella mueve la cabeza de un lado a otro, ríe, y dice, típico de alguien de tu edad. Él se molesta, desea correr a los brazos de su madre, contarle y maldecirla, llamarle, vieja imbécil, que sabe ella de pasarla bien. Mas la toma de la mano, le susurra, nunca te voy a dejar, y así pide un par de descafeinados porque esta tarde hace demasiado frío.

13.11.12

ante-meridiem

Henri de Tolouse-Lautrec dijo, I paint things as they are. Y así intentaré retratar lo convexamente incongruente del viaje al pasado de Edmund Pabst. Podría ahondar en la típica paradoja de haber embarazado a una pariente lejana, propiciando gradualmente su nacimiento. Sin embargo, ello no es tan interesante como la llana manera en que todo sucedió. Edmund se encontraba en el parque a dos cuadras de su casa cuando encontró a un borracho sentado en la banca más cercana al pequeño estanque, tan pequeño que solo un par de ánades con cinco de sus polluelos podían habitar allí. El borracho le miró fijamente desde que le vio; se levantó de su banca, sobre la cual había estado dormitando por algunas horas, y le siguió. Edmund comenzó a andar deprisa, mas se paró de pronto al escuchar al hombre llamándole por su nombre. "Sabes, Edmund, lo que te sucederá en un par de días no lo entenderás jamás; y no te sientas mal por ello, sabes que los humanos conocemos tanto de la real naturaleza del tiempo como una mosca de la composición química del azúcar. Tal vez solo ante el umbral de la muerte, cuando el punto de luz se haga más y más grande podrás entender que ocurrió. Y a pesar de no entenderlo, supongo debes de al menos disfrutarlo". El borracho sonrió al terminar su monólogo, y se largó andando hacia la panadería donde siempre le regalaban un bizcocho recién horneado. Edmund Pabst se preguntaba cómo era que alguien con quien nunca había hablado le conociera por su nombre. "Será acaso que me conoce por mi amistad con Luka", se dijo a sí mismo mientras reemprendía su paso al diner a contraesquina del parque. Como cualquier hombre a los veinticinco años de edad, él no le dió importancia alguna al suceso, y solo lo comentó a su amigo el doctor como mera anécdota mientras les servían café. De cualquier manera, no hay razón para pensar que habría podido entender algo si hubiese cavilado en ello. Dos días después, el trece de octubre de mil novecientos y pico, Edmund entró al parque a leer el periódico del día anterior - como era su costumbre. No notó los tonos de azul de las bancas, ni reparó en ver que los columpios y subeybajas no estaban, simplemente se sentó y comenzó a leer. Fué hasta que no sintió la punta de la lanza de la sombra de la estatua del guerrero en medio de la fuente rascándole la sién que supo que algo era distinto. Miró a su alrededor, bajando el periódico despacito, y observó a un niño que se le acercaba, el cual se sentó a su lado en cuanto llegó a la banca. "¿Me podría regalar una hoja de su libreta, señor?" Edmund le extendió la libreta que llevaba bajo el brazo cada vez que iba allí, y exclamó, "Toma las que necesites". "¿Qué escribe?" "Oh, ideas que me llenan la cabeza cada vez que veo a la gente pasar. Tengo el sueño de ser escritor, ¿sabes?" "Me gustan las historias, mi padre me lee algo todas las noches antes de dormir. ¿Tendrá algo que me pueda regalar?" Arrancó las cinco primeras hojas, y dijo, "Esta la he transcrito a máquina, así que te puedo regalar el original. Está a mano, espero tu padre entienda mi letra." "¿Podría poner su nombre y su firma? Así puedo pretender que me lo ha dado un autor famoso." El niño tomó las hojas, sonrió al ver el autógrafo, y corrió después de darle las gracias. Edmund se quedó en el solitario parque hasta pasadas las doce, cuando decidió era hora de un pequeño refrigerio. Al salir no cayó en ver como las bancas eran ahora del rojo que él muy bien conocía ya que llevaba tres años asistiendo a tal lugar. Camino al diner de siempre, y pidió un café negro y un sandwich de champiñones con gouda.

Años después, cuando Edmund Pabst contaba con treinta y nueve años, tres libros publicados, un guión filmado, y uno en tratamiento para serlo, visitaba el parque en el leyó tantas veces. Lucila, su novia de veinticinco años, le acompañaba. Después de haberse alejado por algunos minutos mientras él leía el periódico que compró esa mañana, ella se le acercó y le susurró, "Ese hombre de allá, el que tiene de la mano al niño con el globo azul , dice conocerte, y tener algo que le obsequiaste cuando era pequeño. No tiene pinta de menos de sesenta años. ¿Lo puedes creer?"

ingratitud

Mi ex terminó conmigo porque hice un comentario nada amable acerca de un par de zapatos me recomendó comprar. Es cierto. El problema no es que lo haya hecho, sino que yo soy tan capaz como ella de ese tipo de acción. Siempre he dicho que nunca saldría con una mujer que se atreviese a vestir botas blancas. No es un simple capricho, o algo inusual para atraer atención; es que simple y sencillamente no lo tolero. La simple ingratitud, y el desdeñoso sonido con el que recibí su sugerencia fueron suficientes para que me botara por la borda. Oh, no es la primera vez que sucede, ni será la última. Recuerdo aquella vez que comenté que era estupido comer sushi con tenedor, a lo cual la ex número 5 respondió con un "Dios mío" (escribo Dios con mayúscula ya que me refiero al Dios judeocristiano, y ése se escribe así, me instruyó mi abuela). "No todos son tan hábiles con los dedos como tú, papanatas", exclamó.  Digo, criticaba el usar tenedor, no el no poder usar los palillos. Nunca la volví a ver. Odio ser la víctima, así que espero este texto se tome como sea, menos como una queja; es llanamente una recolección de hechos y eventos. Ahora, siempre he dudado qué es más superficial, si serlo, o decidir quién lo es. Al fin y al cabo, las malditas manías que tengo, como no poder cerrar el pico, y no poder decir algo amable sin ladrar después algo medianamente infame, son hasta cierto punto irrelevantes ya que en realidad no creo puedan brindar infelicidad a las personas, aunque bien podrían ser el catalizador de cierto desdén. Vaya, aunque molesto, ¿qué tiene verdaderamente de importante un comentario, acertado por cierto, acerca de lo seco que le queda el pavo navideño a mi abuela? Claro, yo también tomo nimiedades como si fuesen el fin del mundo. Si alguien no me invita a tal o cual evento con días de antelación, no importando que no tenga absolutamente nada que hacer ese día, no voy. No me quedo sentado, cruzado de brazos y haciendo rabieta, pero vocifero acerca de la poca consideración que hay para uno. De todas formas, nunca me he comportado de esta forma con chica alguna con la que haya salido; no hasta el final. Hace siete años salía con alguien que osó decir que la música clásica era, en el mejor de los casos, un bodrio que se podía agradecer existiese porque la sumía en un profundo sueño. "¿Cómo se atreve?", exclamé para mis adentros, "Yo que he aguantado tus constantes retrasos causados por tu indecisión acerca de que tono de labial ponerse". Pensé seriamente en dejarla sin importarme lo falaz del asunto. Afortunadamente, ella decidió mandarme al cuerno primero cuando se dió cuenta de que no había cambiado mi estado de relación en cierta red social. Perfecto, podía jimotear con mis conocidos acerca de lo patético de su resolución mientras me callaba la mía. De cualquier manera, no había demasiado futuro en esa relación: un día mientras ella se duchaba, chequé su sección de ropa de invierno para encontrarme con abominaciones demasiado amarillas. ¿Qué la ropa no importa? Ya te quiero ver con una playera rosa la próxima vez que vayas a un funeral.

27.10.12

Heist

So, yeah, it seems that garbuncle of a game screwed up his night of sleep. He was damn twitching all night long, and drooled all over the pillow. I don't understand how preplusct it happened so. I mean, it's a bregbastle concoction of moving polygons, for Ford's sake. Ok, he's got a VR55.3 chip in his head, ok, he's got the Handyke IMPC all over his upper limbs, ok, the bitch is a reincarnated Miyamoto, but hella... Igowt punched me once while Crebbla fighting in that runny-ass game of his. A dream, said. Demons don't exist, bubba. I got no spilling blood there, bubba. At the end, bad dreams are as real as a heist in a lepper colony. Gunna, this shouldn't be dealt by, hella. So, come here and hear me tella you a tale, said, on how dreams are any god's spin tales and no more. Dragon wakes in the middle of the night sweating all along, fist clenching hard the hay stack he sleeps, roaring anguish. Can't go sleep no, so takes a stroll outcave. Pale shining moons light up the surroundings, looks all around wishing calm, and effect starts place itself , til body pops in a flower bed. Gets close, tiptoeing asto there's no awake. Handsome man, says, familiar, says, so particular familiar my thought hurts. Sulphur smella rise, not unlike, says. Long twiggy facial hair like which I branded, says. Pale graey skin like which I bathed long ago, says. Thrusty legs, says. Why, it is me, hella, says, body of an elder warrior be young ever. See, bubba, it all be a drangostian illusion, but worry never, for I, mere memento of past times keep you safe shall.

20.10.12

My brother Tom

So my brother Tom came back from outer space, as the songs goes alright, and although he possessed the same characteristic sense of humour which inflamed every single party he has hosted, he was not the same. You see, he had a facehugger attached to his face. It is quite simple: for a reason the android aboard his ship failed to explain, the creature was not able to deliver its egg, ergo has not died to free my brother from its clench. It is still alive, and still provides my brother with the necessary amount of oxygen. Yet, it is incapable of keeping my brother unconscious for it has lost some of its strength, so he needs not be lying down all day. Eitherway, he is sitting most of the time as to he is a Martha-like bureaucrat. Doctor was able to insert an SGD chip in his larynx for him to "speak" since, well, there is an alien proboscis down his throat. Oh, he misses the occassional sip of illegal Coca-Cola, yet he is grateful to be alive. His biggest concern I might add is having intercourse to procreate inasmuch as his wife had expressed her desire to have a little girl before he went on his trek. So, said he, how does one expect me to make the beast with two backs when I have a lemur-tailed crab piece of shit for a smile? Get over it, says I, uglier men have been with nicer women. Besides, why would you worry much when there are a ton techniques you can use to fertilise her? All you want is a hump. My brother is in the process of getting infrared/thermal sensors for him to see. It is a real hard procedure: first, he has got to have his skull serrated so doctors can install such sensors and then link them to the optical nerve. This should not usually be as hard, requiring very aggressive surgery. However, he has got a fucking mollusc on his face. I suggested he name it so he deal with the anguish of pretending to have a normal life better, but he laughed so hard that I was able to hear the puffed sound of it. Needless to say, he is fed via a tube which injects a protein-rich fluid into his bloodstream every 80 minutes. He claims he can taste the meaty texture of the liquid since he has nothing better to picture regarding the trauma of not being able to have food in his mouth. About work, he says he is quite grateful Loremar invented the Handyke IMPC so there is no rubbish he will not do at work. He told me, Lorelyn, the only thing which makes this all-uncomfortable odyssey bearable is that I am able to imagine people's nauseated expressions for they have seen their bad dreams become feasible. Sure, people must get a slap once in a while, I utter.

11.10.12

post-meridiem

Una de las desavenencias de viajar en el tiempo es la peculiar cadena de eventos que son directa consecuencia de tal trote. Digamos que cierto caballero aborda cierto taxi para arrivar a cierto punto, y dada la siempre inconveniente aparición de portales al azar por cualquier posible punto que tal caballero en su taxi podría cruzar, cuando llega a su destino, resulta que tanto la tarifa como el tiempo de recorrido se ven acortados, y el caballero baja sonriendo ante la fortuna de un día que de inicio había sido malo. Obviamente, tanto el caballero como el chofer ignoran lo sucedido. Quizás se argüirá que ha habido fortuna en tal suceso, mas el imprevisible resultado de tal salto escapa la vista de la mayoría de la gente, y la aparición de catástrofe alguna será achacada a lo que sea, menos al viaje en el tiempo. Ejemplo, cierta abuela de cierto hombre cruzó un portal cuando salía del baño, y la llevó exactamente 24 minutos y 8 segundos después en el futuro. La familia del hombre comenzó a burlarse diciendo que tal vez la abuela necesitaba un poco más de fibra en la dieta, y que muy posiblemente era hora de que dejara la Coca-Cola. Ella suspiró antes de hacer un berrinche momumental bajo la premisa de que su reloj marcaba que sólo habían pasado 5 minutos desde que salió. Uno de los nietos dijo que era hora de que tuviera un reloj digno de llamarse así, lo cual enojó aun más a la mujer. El coraje propició un derrame biliar, el cual provocó una devastación del intestino de la abuela, quien finalmente se reunió con su esposo después de tantos años de él haber partido. Sé que dada la teoría de los universos paralelos, en muchos de ellos el hombre del que hablamos goza todavía de una vital abuela, ya que es prácticamente imposible que todas las venerables en todos los universos posibles hayan cruzado un portal saliendo del baño, pero en este no; así que el hombre sintió una enorme pena y abandonó su carrera en astrofísica para vender tamales barbones en Escuinapa, Sinaloa.
El caballero que llegó veinticinco minutos antes al trabajo, no notó que su reloj estaba atrazado tal cantidad respecto a los relojes de sus compañeros de trabajo (a excepción del de Matilo Asdrúbal, quien gracias a la todavía incomprensible ley de Moses que dicta que el universo en el que se está puede inconscientemente conspirar contra cierto individuo, vivía en un eterno vaivén de desordenes temporales, y existía en total "asincronía" con el mundo). Todos sabemos que tiempo es relativo. La madre del caballero que bajó del taxi prefirió ignorar esa proposición, así que hechó el cerrojo al zaguán a las diez de la noche, y el caballero tuvo que dormitar en una banca del parque habiendo olvidado sus llaves.
Ahora, ¿que sucedería si el caballero hubiese cruzado un portal convenxo, llegando veinticinco minutos tarde, pero pagando una tarifa menor?

8.10.12

Acknowledgement

Juan Carlos, Karina y José Alberto
Rubén
Henry García
Yatzil G. Alegría

Roberto Bolaño
Jorge Luis Borges
Douglas Adams

Sergei Rachmaninoff
Duke Ellington
The Rapture
Radiohead, Mogwai et Portishead

Ale & Paola
Regina and Jona
Bere & Omar
Richy and Charlie

Kilgore Trout rex

5.10.12

Sci-fi

Aquel jovén leía a Asimov hasta altas horas de la noche, o hasta que aquel en la cama de al lado le gritaba que era una hora demasiado desagradable para estar leyendo, lo cual para el caso era lo mismo. No podía despegar los ojos de las palabras que creaban orden en el caos que es una hoja de papel en blanco. Rasgaba con sus pupilas líneas y líneas acerca de autómatas y maquinas e imperios que caen y la enciclopedia galáctica y la crítica y hipérbola del ser humano. Mientras el mundo bailaba, él se sentaba tranquilamente a leer, esparciendo sonrisas y frases de sobresalto por aquí y por allá. Y no exagero al decir que estuvo cerca de ser atropellado un par de veces sin caer en ello en lo absoluto. Amaba recorrer las pesadillas de aquel hombre de Petrovichi, mientras el sol corría por sobre la universidad donde estudiaba, creando autómatas por sí mismo, burdas copias del hombre, carentes de sensación y pensamiento, mas libres de la fragilidad de sus símiles. Se sentaba a saborear lo matemático de su pensar mientras el respirar del árbol bajo el que estaba lo llenaba de certeza del tan abigarrado orden del mundo. Después de una tanda de tantas o cuantas hojas, bajaba el libro y pensaba en que no llegaría nunca allá, a aquellos tiempos en que el reflejo del hombre no será el suyo, sino el de algo más, cuando la soledad será tan masificadamente perfecta que nadie reparará en ella, cuando el oxígeno será una molesta necesidad. Y así, alzaba el libro otra vez y se deslizaba a la colectiva paranoia de sentir un insecto subir por la espalda ignorando si sería venenoso. La luna nadó treinta veces por el estanque frente a su dormitorio antes de poder soñar con algo que no fuera el miedo a ser un androide en un desierto, con el óxido trepando nanómetro a nanómetro mientras él temía que lo único que encontraría en aquel oasis que vislumbraba desde hace ya un kilómetro fuese agua; despertaba lleno de sudor, limpiándolo frenéticamente con una cara de terror que su vecino de cama encontraba risible. Aquella noche soñó que era una hormiga verdadera en una colonia de hormigas mecánicas, y que si bien su voluntad estaba supeditada a la de la reina como la de las falsas, y muy probablemente acabaría muriendo antes que cualquiera de ellas, él podía saborear todo aquello que recogían en el parque en el que el hormiguero se encontraba. Jamas leyó a Asimov otra vez.

-a JCM

27.9.12

rant #2

So let's say you gave me something, which at some point would be nothing since I do not believe in you - my denying you implies denying that those people say you have granted me. Either way, I am not aiming at saying we do not exist: this desk is real, so are the keys and the words and the thought they convey, so are these women chatting by me, so is the song in the distance. I cannot simply state that I am sure about what I have mentioned above, yet this stream of words regarding you knitting up my life seems rather dubious. I mean, you are nowhere to be seen, so how can I say I feel your touch? I have got to admit you were able to reach me. However, your apparent lack of interest did it. Oblivion is comeuppance as far as I have been taught. Yeah, you may not notice, and yeah, there may be another kneeling before, but I ask you, do they worship you like me? You are not vengeful, I am. Nevertheless, how can I be so at one who does not exist? So this is no vengeance, but the fact that I talk to myself about the non-factual essence of those whom I love no more. Love, don't get me started on love.

25.9.12

the boring life

so everything is about going from a to b and the other way around, about drinking water and walking enough not to become a blob, about voting and paying this and that and giving things back on time, about walking up to the atm and find an excuse so we dont have go back empty handed since thats what money is for, about feeding your dog and your cat and the ocassional child, about copying and pasting and publishing and fast reading, about using proper grammar, proper punctuation, proper spelling, proper names for things, about not having to use such rules cause life aint about that stuff, about buying clothes instead of videogames, about buying furniture and appliances instead of clothes, about buying something fun instead of clothes and furniture, about drinking when you can and not drinking when you cant, and the like and so on without any further contemplation on what one may want to do instead of sitting down to write whatsoever crosses one's mind to impress the ones you happen to know and the ones you dont since approval is the ultimate goal of religion and atheism and comunism and capitalism and every simple scheme of beliefs man has come up with, either consciously or not to handle the rest like sweat monkeys, monkeys, as if that use for that word were something to be proud of since theres no one who wont use names on other people, for, mind you, all in all we all do is attempt to feel superior to the one next to you
mind you, all I do is use commas to separate words and my days

23.6.12

Aquel viejo y yo

'Es que, estaba pensando en ir de vacaciones, le decía a mi esposa, que tiene gripa y está en cama ahorita porque no le gustan los días fríos, porque hace harto frío hoy, le digo, ándale, hazte un cafecito, no vaya ser que te pongas peor, le digo, vi un crucero que sale por allá por Panamá, de Colón, debíamos de ir, pero pues es que ya le da miedo andar tanto en el avión, yo, nah, ni me preocupo, qué, digo, le sirven a uno su vino y del bueno, eh, no vaya a creer nada más, le traen a uno su vino y su cena y muy sabroso todo, como aquella vez que andaba en Europa, tomamos el tren, creo que de Viena, creo, y eran ocho horas de viaje, y me acuerdo que nos sirvieron la cena, y todo muy rico, ahora verá, la mesa como de aquí a allá, de aquel lado mi vieja, y yo acá, y las dos velitas con la lámpara a media luz, el pasillito para que pasen los meseros, y, ah, todo muy sabroso, y le sirven a uno lo que uno quiera, nada de que ya no hay, porque me acuerdo que le enseñaba el vaso vacío a la moza, y me traía más, unas cubitas bien ricas, y, para mí, es un restaurante de lujo, y pues ya decide uno la propina que quiere, digo, siempre el diez por ciento para quitarse de problemas, pero todo muy bonito porque lo atienden con su idioma, y de todas maneras siempre hay folletos en su idioma de uno, mi esposa me decía, ¿qué vamos hacer porque tú no hablas inglés?, pero pues hay se encuentra como moverse, de repente se batalla con las calles, pero pues ahí uno pregunta, y por eso no me gustan los tours porque luego lo llevan de aquí para allá y ni le enseñan bien, y le decía a mi esposa, pues sí, te llevan al museo y a ver las iglesias, pero pues eso lo hacemos allá, y es que nos llevaron a este museo en Francia y las pinturas están arriba, y arriba muy bonito, aunque no había nada abajo, pero hay que tener paciencia para admirar las pinturas y eso, a uno le dicen, este objeto tiene mil años, y yo, pues ni modo, ¿no?, que le hace uno, también que el fósil es una replica de uno muy viejo, y yo para que lo quiero ver si sí está muy viejo, a mí mejor que me lleven a lo movido, como, hora verá, ese barco que tomé a Malta, fueron ocho horas también, ah qué bueno estaba todo porque me gusto la cabina que nos dieron con un silloncito donde se podía acostar uno rebien, y tenía una telecita, y si se aburría se podía ir a dar la vuelta por ahí, y platicar mientras se escucha a la gente usar cada quien su idioma, me acuerdo que había al lado un joven que hablaba español muy bien, y se toma algo de repente, y bien a gusto, pero hay que tener paciencia porque son ocho horas de barco, digo, yo no me preocupo, me relajo, pero sí, tiene como dos años que no salimos, y es que estaba viendo papeles ahora que llovió tanto el viernes y me encontré ese folleto, o libro, no se, que me dieron cuando fui a México el otro día, voy a ir otra vez porque leí de este crucero en Alaska, que no se de dónde salga porque ha de ser un viaje muy largo, o este otro a las Islas Caymán y por allá, que a lo mejor tomo ese porque a mi no me gusta tanto el frío, pero voy a ver porque vi que aquel que sale de Colón por allá, que hay que estarle pagando propina al capitán y la mucama, y yo quiero un precio que ya tenga todo y uno se olvida de ahí estar pagando porque así, si hace uno las cuentas, le sale casi el doble, pero, bueno, a ver si quiere salir.'
'Yo ya hace mucho tiempo de la última vez que fui al mar.'

10.6.12

tumarum

Oh, the sound

and the sight of colours,
the taste of beer,
my brothers, they are all my one and only brother,
a picture or two of a lovely woman,
the sofa cushion resting askew against the wall,
and the bass notes reverbering across the room,
the bare feet of my sister,
and the thought of an uncoming tomorrow,
the shades,
the hues,
the meaning of the phrase London Calling across a tee,
surf and the longing for the sun,
a fast swipe on the dead,
a long, slow good-bye for the living,
the smell of tobacco and sex,
the dirty honey Caterpillars and the red plaid pyjamas,
a memento of Earl Gray and of not better but different times,
sarcasm and loud voices and whispers to myself and screams from the couch opposite,
and one and two and three blinks, I fall asleep.

30.5.12

Tso Taun Leng

El pasto arrulla al viento. Así inicia el primero y único libro de Tso Taun Leng, quien gracias a una peculiaridad en su niñez se inclinó por el arte de la filosofía. Arte, diría mi padre, es una palabra tan ambigua que todo mundo se aprovecha de tal característica para vilmente tratar de achacársela a cualquier garabato, cualquier corriente ideológica, cualquier hato de sandeces. La filosofía no es arte, por más que aquellos pelmazos que la enarbolan para definir el lugar del hombre en el espacio traten. Ignoro quién tuvo aquella grandiosa idea de ladrar que Heidegger era tan grande como Picasso. Picasso no necesito hablar o escribir para retratar el alma del ser indefenso que somos cada uno de nosotros; él simplemente se hizo de un pincel y trazó tras el vacío. Pregúntale a cualquier español caminando por el centro de Madrid quién ha sido más, si Picasso o Unamuno. No necesito decirte la respuesta, ni espoloarte con cuántas sonrisas te encontrarías antes de escuchar la esperada respuesta. Y, debo decirlo, rara vez he estado de acuerdo con mi padre. Sin embargo, este no es ni el lugar o el momento para refutarlo; este texto solamente intentará hablar un poco de aquel quien retrató a cada hombre y mujer que ha andado por la tierra en un minúsculo libro de 42 páginas. Y esto último no lo digo yo, mas me atrevo a aseverar que Jung y Russell y Tsu no durarían ni por un instante razonar a su manera, y es más, abrazar su brevísima mas puntual radiografía de la esencia humana. Alguna vez leí que cierta gente del Pacífico mexicano creía en la no existencia del pasado, ya que el futuro es lo que se encuentra frente a uno, por lo cual lo que está detrás es nulo. El pasado es presente que ha muerto y la memoria de aquellos eventos muertos, la cual es presente, es lo único que persiste, digo yo. Así que, sin ignorar quién llegó antes que él, pero enfocado en esa parte de ellos que persiste sobre este mundo, entiéndase sus ideas, ergo sus textos, Tso se enfocó en la huella dejada por cada ser previo a nosotros, y en la huella que nosotros a su vez dejaremos; y si todos aquellos que filosofaron antes que él pudiesen haber caído en este enfoque, habrían previsto la filosofía de Tso Taun Leng, y él mismo podría haberse enfocado en un orden superior. Obviamente, no es mi intención desacreditar el gran logro del filósofo, sino imaginar por un momento dónde habría podido llegar él si lo anterior hubiese sucedido.
'El Pasto y el Viento' es el título de aquello que a algunos les parece una conjunción de mantras, dada la proclividad de Leng por repetir las oraciones contenidas en el libro hasta alcanzar el trance; mientras a otros piensan en una colección de aforismos, los cuales pueden ser entendidos independientemente, o como un todo. Vale aclarar que el trabajo de recopilación no fue obra de Leng, sino de un fiel seguidor, el único que se permitió el filósofo hiciese algo por él, y el cual nunca reveló su nombre como voto de devoción por el escritor al que conoció una tarde de primavera en Hanoi.
Hay tanto que decir de Tso Taun Leng que temo dejar algo fuera, algo trascendental, algo que lo haya marcado tanto como para alterar de sobremanera sus reflexiones. No dudo que una biografía completa sería lo más justo dada la importancia que llegó a tener, sobre todo con la subida de los filósofos orientales ante la caída del catolicismo como respuesta a todo; mas la falta de espacio, del cual ya he abusado bastante, me forza a enfocarme en lo siguiente: la muerte del objeto de este texto. Tan increíble como pueda parecer, este hombre cometió suicidio. No es que no le encontrase sazón a la vida y estuviese deprimido o mucho menos; el hombre con cabal uso de razón se prendió fuego a sí mismo como prueba de fe en el nirvana, la permanencia del alma del hombre, la erradicación del miedo a partir de su aceptación como caracteristica innata de tal alma, y el peso del futuro por sobre el pasado. Tso Taun Leng miraba hacia adelante mientras tomaba la lata de gasolina y la rociaba sobre sí, Tso Taun Leng pensaba en el ocaso del hombre mientras prendía la cerilla, y Tso Taun Leng dejó de pensar cuando el fuego baño su cuerpo en menos de un segundo. Y mientras esto sucedía, su aprendiz se hallaba lejos, tallando su nombre en un sauce para después entrar al bosque del que nunca saldría.

Cabe decir que el párrafo más celebrado de 'El Pasto y el Viento' encontró su nicho en las universidades del país bajo el nombre de 'Eau de Kung-Fu', a la vez infame nombre de un perfume que gracias al cielo fue un fracaso rotundo. Esto último, diría mi padre es una ironía, y tal vez, una parábola, diría yo.

Alto

La coloquialidad de la palabra 'verde' sobrepasa cualquier explicación que yo trate de plasmar acá, ya que el culto a la cantidad bestial de impresiones englobadas bajo tal término es abismalmente mayor a cualquier fe profesada en la tierra, incluso aquella en las letras. Lo que empezó como un cuento chino gracias a cierto fanático de la ficción cuyo desasosiego por sentarse largas horas a escribir ante la insalubre cantidad de ideas narrativas que tenía después de leer a Borges y a Bolaño y a Joyce y a todos aquellos cuyos malviajes quedaron hermosamente plasmados en papel, eventualmente se transformó en leyenda urbana, para después mutar en la agradable perdición de enfermos y enfermos. Cabe aclarar que hay de enfermos a enfermos, y que las razones, tan pérfidas como pareciesen llegar a ser, por las cuales tales o cuales enfermos se abismaron en aquella infusión tan terrenalmente común, pero celestialmente liberadora, son tan distintas como el Ying y el Yang; y tales o cuales enfermos se englutecieron en la perdición de tal bebida hasta mirar el sol cual el páramo del cielo que añoraban abrazar algún día. La ceguera, ya lo dijo aquel argentino, es el laberinto en el cual Dios perderá a aquellos que osen perder a otros en sus propios laberintos. Aun así, el aliento de Dragón sosiega tan profundamente como aquellos mantras que Tso Taun Leng repitió fervorosamente hasta que el fuego lo consumió, y todos los que satisficieron su andar rengo con él sonrieron hasta que el fuego los consumió.

El destilado de marijuana, trigo y patata se produce principalmente en el municipio de Toluca, lugar de su creación y cuna de su culto, sobretodo cuando tal lugar fue alcanzado por la mancha urbana de la Ciudad de México. Yuppies y ninis y hipsters y hippies y rockers y oficinistas despistados y colegiales imberbes y motociclistas y patinetos y amas de casa sin nada mejor que hacer se arrastraron a sus fauces bañadas en legalidad pura. Todo lugar que se llamara así mismo "de moda" lo ofrecía por una módica cantidad que me atrevo a llamar módica considerando la catarata de sensaciones que esta bebida apelmaza sobre sus consumidores. El sabor, seco y yerbabuenoso como Canel´s de a un peso las cuatro pastillas, no empaña el paisaje de palmeras y arena y un sol sonriente que le abrazan a uno el alma misma. Esto es, mientras presiono estas teclas, mientras mis manos acarician mi mente, mientras el corazón le susurra sueños a mi vista, empino el vaso hasta que mis labios dicen basta, y pienso en el amor que cada uno de los más de ocho mil millones de seres humanos me hacen sentir.

No bebo para olvidar, sino para fundirme con el mar. 

7.5.12

Mr Remol

Johannes Remol nació el trece de Julio del año dos mil doce, ciento sesenta y un días antes del tan anticipado fin del mundo, el definitivo, el real, el capital, el que los chiquillos de Fátima rascaron mas no atinaron, el que los Mayas predijeron con tanta antelación y expectativa que hubiesen languidecido de orgullo ante la brutal demanda de reservaciones en la península del Yucatán. El morbo, tan irracional como cualquier hombre que defiende su afiliación política, llevó a una cantidad insalubre de gente a intentar presenciar lo más de cerca posible el fin del mundo, el cual, risiblemente, no sucedió. La muchedumbre, a lo mucho, solo pudo mirar como el mar egullía sus pies, para después devolverlos con total displicencia, ante lo cual solo cayeron en buscar una respuesta desesperada a la pregunta, "¿qué chingados pasó?" El mar, sabio como es, no contestó. Innecesario sería mencionar que Johannes ignoró tales sucesos ya que contaba con meses de nacido, si no tuviese tal cantidad de relevancia en la futura profesión, o descubrimiento quizás, del objeto de este relato. Verán, la gente se sintió harto decepcionada cuando el mundo no se convirtió en una avalancha de maldiciones y terrores, de lamentos y mentadas, de cataratas de sangre y lágrimas. Quizás la forma de mi relato es tan melodramática como la peor de las novelas de la tarde, mas se me daría la razón si aquellos ante este texto hubiesen apreciado el dolo asestado a la falsa expectativa de la humanidad. Entonces, volviendo al cauce, la remoción de la pena por el fin de los tiempos de la psique general propulsó la aparición de un nuevo fin comunal: la perfección del hombre. Vencer a la muerte, ser admirado por doquier, verse y muy posiblemente sentirse mejor que el tipo de al lado obsesiona a cualquiera; y aquí, aquí es donde entra aquel Johannes de largo pelo rubio y voz profunda. La mejor, y por consecuencia, más clara definición de un bebé Remoliano es esta: un ser sin genes recesivos (sé que el uso de la palabra "recesivo" en este contexto es molestamente incorrecto ante la ambigúedad del terminajo; sé que la genética ha avanzado a pasos tan mutantaceamente largos como para dejar atrás la creencia de que el color de los ojos, el pelo, más la habilidad de hacer taquito la lengua, son probablemente consecuencia de modelos genéticos más complejos; sé que es más acertado hablar de alelos que de genes; mas, para este peculiar hato de causalidades en la forma de una narración, he decidido caer en el siempre reconfortante uso de la licencia literaria, y brincarme todo lo anterior con uso de cabal conciencia). Llegó el control de las enfermedades genéticamente transmisibles, acompañado de un difuminado "pero" al que nadie hizo caso: la estandarización de la apariencia del ser humano. Es decir, sobreabundancia de hoyuelos en la mejillas y ojos cafés, de cabezas de abundante cabello rizado y oscuro, de pecas y labios gruesos; acaeció el desuso de los anteojos, el exterminio de aquellos ojos grises y verdes y azules y color avellana, la extinción total de los pelirrojos. ¡Qué más da!, podría haber exclamado el mundo si se le hubiese cuestionado tal calamidad. La homogeneización del género, exclamó algún filósofo de aquellos tiempos, es menos una hecatombe que el natural paso que debe de tomar nuestra especie en pos de la evolución.

Johannes, tan trágico como se observa, y vaya que fue trágico su fin, murió ahogado en el alcohol ante la constante visión de hordas de infantes de ojos cafés y largas melenas rizadas que lo aterraban en sueños de verdes prados y vastas lagunas. Sin embargo, esa es harina de otro costal.