13.11.12

ingratitud

Mi ex terminó conmigo porque hice un comentario nada amable acerca de un par de zapatos me recomendó comprar. Es cierto. El problema no es que lo haya hecho, sino que yo soy tan capaz como ella de ese tipo de acción. Siempre he dicho que nunca saldría con una mujer que se atreviese a vestir botas blancas. No es un simple capricho, o algo inusual para atraer atención; es que simple y sencillamente no lo tolero. La simple ingratitud, y el desdeñoso sonido con el que recibí su sugerencia fueron suficientes para que me botara por la borda. Oh, no es la primera vez que sucede, ni será la última. Recuerdo aquella vez que comenté que era estupido comer sushi con tenedor, a lo cual la ex número 5 respondió con un "Dios mío" (escribo Dios con mayúscula ya que me refiero al Dios judeocristiano, y ése se escribe así, me instruyó mi abuela). "No todos son tan hábiles con los dedos como tú, papanatas", exclamó.  Digo, criticaba el usar tenedor, no el no poder usar los palillos. Nunca la volví a ver. Odio ser la víctima, así que espero este texto se tome como sea, menos como una queja; es llanamente una recolección de hechos y eventos. Ahora, siempre he dudado qué es más superficial, si serlo, o decidir quién lo es. Al fin y al cabo, las malditas manías que tengo, como no poder cerrar el pico, y no poder decir algo amable sin ladrar después algo medianamente infame, son hasta cierto punto irrelevantes ya que en realidad no creo puedan brindar infelicidad a las personas, aunque bien podrían ser el catalizador de cierto desdén. Vaya, aunque molesto, ¿qué tiene verdaderamente de importante un comentario, acertado por cierto, acerca de lo seco que le queda el pavo navideño a mi abuela? Claro, yo también tomo nimiedades como si fuesen el fin del mundo. Si alguien no me invita a tal o cual evento con días de antelación, no importando que no tenga absolutamente nada que hacer ese día, no voy. No me quedo sentado, cruzado de brazos y haciendo rabieta, pero vocifero acerca de la poca consideración que hay para uno. De todas formas, nunca me he comportado de esta forma con chica alguna con la que haya salido; no hasta el final. Hace siete años salía con alguien que osó decir que la música clásica era, en el mejor de los casos, un bodrio que se podía agradecer existiese porque la sumía en un profundo sueño. "¿Cómo se atreve?", exclamé para mis adentros, "Yo que he aguantado tus constantes retrasos causados por tu indecisión acerca de que tono de labial ponerse". Pensé seriamente en dejarla sin importarme lo falaz del asunto. Afortunadamente, ella decidió mandarme al cuerno primero cuando se dió cuenta de que no había cambiado mi estado de relación en cierta red social. Perfecto, podía jimotear con mis conocidos acerca de lo patético de su resolución mientras me callaba la mía. De cualquier manera, no había demasiado futuro en esa relación: un día mientras ella se duchaba, chequé su sección de ropa de invierno para encontrarme con abominaciones demasiado amarillas. ¿Qué la ropa no importa? Ya te quiero ver con una playera rosa la próxima vez que vayas a un funeral.

1 comentario:

praxis_68 dijo...

Es cuestión de gustos y comunicación! una corto a un chico por comer de una manera tan asquerosa unos tacos dorados en la secundaria, y hablar con toda la boca atascada de dicho menú, ni le di chance de remediar esa fea costumbre, concuerdo que no es grato que te avisen a la mera hora, a su ves recuerdo al chico con el que dure 8 años que lo pensaba dejar por lo asqueroso de sus zapatos, me costo tanto decirle que los boleara, por pena ajena, que me arme de valor y asunto arreglado y así fuimos remediando las inconformidades, siempre y cuando no rebasaran los limites de nuestra esencia por que eso de creer en Dios no se me da y punto, así fue duramos 8 años jajajajaja

3.11.12