6.3.14

uno

Los rayos de sol forman figuras caprichosas cuando se deciden a correr hacia las hojas de los árboles para rozarlas tan levemente que les provocan cosquillas, y sus risas se plasman en las sombras en el pasto, la tierra y el pavimento. Los peces en el estanque cantan a Posidón y sus voces ininteligibles pero hermosas forman una alegre armonía con el viento que toca la superficie del agua cual violín. Los patos charlan de cómo el frío va dando paso a la primavera mientras sacuden la cabeza graciosamente. Una abeja besa aquella flor roja y le dice que volverá pasado mañana, y la flor suspira fervorosamente. Un niño juega a la pelota consigo mismo, rebotándola una y otra vez contra la pared multicolor en la que un artista del grafiti decidio retratar a su familia y amigos con la palabra "vida". Una novia ríe descontroladamente ya que ha llenado la sudadera de su novio de helado de vainilla ya que éste la ha abrazado fuertemente y le llena de besos las mejillas. Un hombre de setenta y ocho años lee a Borges y piensa en el porqué de la relatividad del tiempo. Una pequeña le da notas de color amarillo a aquel extraño que se ha sentado en la banca del fondo, para después regalarle una flor de origami, besarle la mejilla, y marcharse, por lo que el hombre sonríe y se enjuaga las lágrimas. Una mujer que bebe café garabatea una gerbera en su tableta, y se pregunta si se parece a la que le han regalado el viernes. Y en centro de todo esto, está Braithwaite colocando una serie de treinta y cuatro botellas envueltas en manta de cielo para ser destapadas exactamente a las doce del día para iluminar los días difíciles de aquella a quien ama.

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