3.8.13

Matilo 3

Matilo Asdrúbal se encontraba en la silla de su oficina comiendo lentamente cacahuates japoneses y escuchando a Mogwai cuando sonó el teléfono. A diferencia de lo que él creía, no sería el tono del espinosaurio lo que llamaría su atención, sino la hermosa voz de Mahalia Jackson cantando Come Sunday accapella. Tan perdido estaba mirando la pantalla en la que escribía un entrada acerca de sí mismo en su blog que no le extrañó en lo más mínimo que una canción que no había subido a su celular sonara como el timbre estándar. Matilo no reconoció el número en pantalla, así que lanzó con desdén el teléfono sobre el libro verde sobre su escritorio. Pensó que era buena idea escuchar la canción que sonó del celular, así que buscó la canción en su reproductor y la tocó. Mientras la escuchaba e intentaba contar la historia de sí mismo sentado en su oficina comiendo cacahuates con Mogwai de fondo, el teléfono se escuchó una vez más. Reconoció las trompetas al principio de una canción de Edith Piaf. Non, je ne regrette rie, se dijo a la vez que tomaba el celular y lo descartaba a la vista del mismo número de hace un momento. Vale decir que tal canción se encontraba en la memoria del teléfono, mas asignada como la alarma de lunes a viernes a las cuatro y cuarenta de la mañana. Matilo siguió masticando los duros cacahuates, tronándolos con singular placer mientras buscaba el último disco que había conseguido de la Piaf. El teléfono comenzó a hacer ruido una vez más, ahora con What a wonderful world. Matilo, un poco enfadado, tomó la llamada. Escúchame cabrón, se escuchó desde el otro lado de la linea, cuando marco es porque hay algo que debo decir no importando si sabes quién demonios habla y si lo quieres escuchar. Esta tarde, después del trabajo, necesito que vayas a la esquina donde tomas el transporte público cada mañana y me esperes allí. Iré en un automóvil rojo, y cuando esté cerca te llamaré con el índice de la mano derecha. Sí, así como tú tan groseramente haces con tus empleados. No dudes en subirte porque dudo que quieras estar en llamas frente a tanta gente, ¿cierto? Esto último es prueba de que debes de tomarme en serio porque a nadie le has contado el temor que te da morir quemado, ¿no es verdad? Bueno, allá te veo, y no dudes en llevar una botella de agua porque hará calor. Sí, es buena idea que lleves esa con tapa deportiva que tienes sobre tu escritorio porque iremos rápido. Respecto a la entrada, deberías de escribir acerca de esta llamada. Te gusta la metaficción, ¿no? Supongo que tu primo el fan de Gainsbourg la encontraría graciosa, así que no lo dudes. Y por cierto, yo usaría el cover de Charade de Fantômas como tono de llamada definitivo. No es necesario que la subas al celular, ya está ahí junto con Come Sunday. Posdata, no uses punto y coma en este texto porque comenzarán a arderte las mejillas. Nos vemos. Matilo presionó el botón rojo de colgar mientras frenéticamente comprobaba que la canción de Duke Ellington y Mahalia Jackson estaba ya en la memoria.

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