21.4.14

de los celos

Ya no quiero torturarme más. Ya no quiero entrar al baño y pensar que le extraña, que ahí sigue el deseo de correr a su lado, de decirle que son el uno para el otro, de besarse, de coger, de quedarse tumbados desnudos mientras la tarde y la vida se hacen viejas. Ya no quiero pensar en lo ínfimo que me siento cada vez que exhala su nombre, ni en la sequedad que me da aquí dentro cada vez que escucho la palabra 'amor' saliendo de su labios cada vez que habla de lo que tenían. No importa que yo me repita una y otra vez que está todo aquello tan muerto, porque al escuchar su nombre, siento miedo, y no puedo dormir. Siento que la cama se me hace pequeña y que las cobijas adelgazan, que el frío sonríe de forma maliciosa porque no ofreceré resistencia, siento un temblor por todo el cuerpo, siento como las lágrimas queman mi piel, así que aprieto los dientes y los ojos. Y si acaso llego a caer dormido, le pido a quien sea me escuche descansar y no soñar con que me dejan una vez más. Digo, por favor, por favor no me lo arruines, no esta vez.

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