17.4.17

Incomodidad

Estaba haciendo elíptica en el gym cuando la vi. Justo ese día mientras andaba hacia el ejercicio pensaba que no pasaría otra vez porque seguro que ella no acabaría acá. Ella era demasiado buena como para seguirme. La vida te da sorpresas, ¿qué no? No venía sola: estaba con un tipo de rojo que parecía mostrarle el lugar. Dudé en acercarme, así que decidí bajarme y silenciosamente irme.
– ¿Manuel?
– Kara, hola.
– No sabía que estarías aquí, digo, te veía lejos de todo esto, aunque, después de todo lo que hicimos antes de, ya sabes, tal vez es más que suficiente...
– Bueno, pues, estoy aquí, y no me puedo largar, eso es lo que al fin importa.
– Sí, pues, yo tampoco. ¿Y cuánto llevas acá? No será qué...
– No, no, no. Pasaron 3 años más o menos. Yo... Yo hice algo muy estúpido, y por eso acabé acá. No tuvo demasiado que ver contigo, aunque...
– Entiendo. ¿Cómo pasó?
– Es bastante estúpido. Yo tomé todo un frasco de Diazepam con una botella de Beef Eater, además de que la adrenalina me hizo navajearme los brazos.
– ¿De verdad?
– Sí, eh... El caso es que cuando comencé a sentirme mareado, como si me fuera a desplomar, salí corriendo a la calle, y un Ford Mustang me atropelló.
– ¡Santo cielo!
– Sí, bueno, puedo decir que no fue tan malo. No me dolió en lo más mínimo.
– Pero, si fue un accidente, no deberías estar aquí...
– Lo mismo pensé, aunque a la entrada me dijeron que como lo más seguro es que tanta madre en mi cuerpo no me dejaría sanar del accidente, pues lo tomarían como suicidio.
– Qué terror...
– No... No es tan malo. Puedo usar el gym todos los días, tenemos comida caliente, y, la verdad, mi castigo no es tan malo.
– ¿Qué te toca hacer?
– Me toca limpiar los desechos de Lucifer. No, no, no es tan malo. Como realmente no digiere lo que está masticando, pues, es solo carne pútrida. Claro, debo llevar máscara y guantes. Y, claro, a veces debo recoger alguna parte que no me interesa. Sin embargo, hay cosas peores.
– ¿Por ejemplo?
– Estar siendo masticado por Satanás...
– Ah, vaya...
– A ti, ¿qué te ha tocado?
– Pues, aparentemente, trabajaré para un tal Fli... Fligias, creo. Trabaja en el embarcadero, y necesita ayuda dándole de comer a algo que habita en el río. Mañana es mi primer día.
– Qué bien... Bueno, se hace tarde, y no tengo planes para la cena, así que... eh... ¿Quieres acompañarme?
– Eh... No. Tengo cosas que hacer, como arreglar mi ropa para mañana. No quiero lucir mal para mi jefe el primer día. Capaz de que es buen tipo.
– Bueno. Te llamo y quedamos para otro día. ¿Te parece?
– Sí... Me voy, pero nos vemos pronto, ¿eh? ¡Adiós!
– Bye...
Ella no me dio su número...

No hay comentarios: