Ya lo dijo Pellicer, he olvidado mi nombre,
Porque tú no estás aquí,
Con tu cabello desordenado y tu rostro acalorado,
Con tu voz diciéndome la vida,
Mientras el mundo se resquebraja, allá, a lo lejos.
Busco café, busco cigarros,
Pero nada me alivia,
Simplemente espero ya a que el zanate venga y me cuente,
Si te ha visto, si te escuchó reír, si algún otro le ha contado de ti esto, mas nada.
Trato de perderme en un libro, en una sinfonía o escribiendo,
Para ver si así me encuentras y me das los buenos días,
Porque cuando llamas mi nombre este cobra sentido,
El Sol es Sol, las hojas son hojas, y mi sangre eres tú.
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