20.1.14

Yo aquí, en mi alcoba,
desnudo, inhalando profundo
porque mis sábanas están empapadas de ti,
con una canción acerca de las nubes en el fondo,
con el sol, ese sol que a veces te abandona,
mirándome con recelo
por la simple y llana razón de yo poder escribirte,
escribirte versos y prosa,
escribirte palabras de amor, de sosiego,
tratando de contarte la luna y las estrellas,
tratando de pintarte el oído con miles de colores.

Yo aquí, en mi alcoba,
cerrando los ojos para que tu rostro me llene el lienzo de mi mente,
creyendo que ya toda metáfora ha sido inventada,
y aún así intentando llenarte el alma de rosas rojas con mis palabras,
para que mi voz retumbe hondo en tus sueños,
y quien te mire dormir se pregunte por qué sonríes
y quiera que le compartas el aroma de tus sueños.

Yo aquí en mi alcoba,
con los pies desnudos, bañados en frío,
ese frío que ahora me cela porque tú estás
y yo ya no le añoro nada,
ya que me siento a pensar en que tan largo deberá ser este poema,
que será posible usarlo de manta en nuestras noches juntos,
y al leértelo se ira destejiendo lentamente,
pero al llegar a aquella última línea, aquella donde te digo que te amo,
el calor de mi amor volcado en estas letras nos hace inmunes al viento.

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